Carlos Taibo fue invitado al Ateneo, la Universidad abierta a todos los compostelanos. El docente abordó la historia de la Rusia Post-soviética.Analizó la figura política de Vladimir Putin,al que ya le ha dedicado un libro, por el que no siente una simpatía especial. Se defiende alegando que los medios lo ven“propenso a violentar los derechos básicos”.Putin hizo reformas en el federalismo ruso.Los presidentes de las casi cien repúblicas rusas serían nombradas desde entonces a dedo por el poder central. Creó siete macro-estructuras por encima, y en cinco de ellas puso al frente a generales del ejército.Pero no consiguió doblegar a las regiones. Llamativo es el caso de Chechenia. “Allí el ejército ruso actúa con la más absoluta impunidad,no hay periodistas,no reconocen su lengua…” El segundo conflicto ruso-checheno sigue vivo a baja intensidad desde 1999.
La relación con Estados Unidos es curiosa. Putin se apresuró a condenar los atentados del 11S.Pensó, si no puedes con el enemigo únete a él; los beneficios fueron fútiles. Los americanos codiciaban las materias primas del Oriente Próximo, el patio trasero de Moscú. La relación se tensó desde 2006 pero todo volvió a su cauce con la llegada de Obama; el hawaiano,quizá obligado por la caída económica, retiró el escudo antimisiles.
Rusia es un “país con políticas subterráneas que operan en la rebotica”. Quiso poner firmes a los oligarcas y los convocó en el Kremlin. Pactó. No investigaría el origen de sus fortunas. A cambio ellos comenzarían a pagar impuestos, a diferencia del capitalismo salvaje de la era Yeltsin, y no participarían en el juego político. Pero los magnates, a los que llegó a acusar del hundimiento del Kursk, siguen hoy marcando las reglas del juego.Benefició a los nuevos empresarios, ansiosos por exhibir su riqueza, y a la vieja buro-cracia soviética, que “se unieron al enemigo” pues tenían información privilegiada de cuales eran las empresas rentables. Las grandes víctimas sociales fueron los ancianos y mujeres que sufrieron respectivamente la caída de las pensiones y un aumento del paro. Las personas que viven al límite llegaron al escalofriante 40% de la población.
Durante su mandato, incrustado caprichosamente en tiempos de bonanza mundial, subió el precio del petróleo y gas natural y pudo exportar a buen precio. Justo cuando abandonó la presidencia en el 2008 estalló la crisis financiera. Un hombre afortunado.
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