miércoles, 16 de febrero de 2022

Las muertes de Manuel Girón


*Presentación del libro El monte o la muerte de Santiago Macías

en la Facultad de Historia de la USC (7-II-22) 

Promovido por Lourenzo Fernández Prieto y el Grupo Histagra





   Era cazador y jornalero por lo que conocía muy bien los montes. Curiosamente había sido guía de caza de Queipo de Llano. Su filiación política era de la UGT. 


 

   Desde 1936 apenas volvió a su pueblo. Pero es falso que estuviese preparando sus documentos para irse de España.  Nunca quiso irse.

Manuel Parra
 

  Fue la primera persona que se echó al monte.  Ya huyó el 25 de julio del 36, una semana después de iniciar un conflicto que no se sabía lo que iba a durar. Buscaban a los hermanos Girón, a Manuel Losada y Nemesio Fernández, que fue asesinado ante su mujer sin tiempo para dar explicaciones.  El primer destino fue Cabrera, comarca al sur del Bierzo.

 

   Dicen que Girón murió varias veces. Tenía que estar alerta pues sabía lo que había ocurrido a compañeros como Parra, ejecutado a garrote vil en León.


Marcelino de la Parra


   En 1940 unos guerrilleros fueron a Castropodame a visitar a un médico que había sido verdugo falangista. Abrió fuego contra ellos y mató a uno. Pensaron que era Girón. Fueron a buscar a su hermana Emilia para que reconociera el cuerpo. Era analfabeta pero muy inteligente. Dijo que sí pero él no estaba inmerso en este suceso.

 

   La segunda ocasión fue en Porto, en la sierra de Zamora. Un encuentro entre guerrilleros y la Guardia Civil. A uno de los primeros le explotó una granada que probablemente llevaba mucho tiempo encima. Su rostro quedó desfigurado. En esta ocasión preguntaron a unos pastores y, como siempre estaban del lado de los fugados, también afirmaron que el caído era Girón.  Se sabría después que era el histórico Juan Antonio Vega Seoane.

 

   La tercera muerte de Girón fue en 1949. Un delator avisó de que pasarían nueve guerrilleros. La verdad es que nunca se movían en grupos tan grandes, solían ir por parejas y separados 50 ó 100 metros de sus compañeros.  Dos de ellos fueron abatidos. Uno era de una familia famosa de Soulecín y el otro era más desconocido. El falangista que reconoció el cadáver se confundió. 

 

   Miguel Arricivita supo entonces que el único modo de atrapar a Girón era introducirse en su grupo.  José Rodríguez Cañueto fue el topo y verdugo de Girón. Era un testigo incómodo. Murió poco después en Sevilla atropellado, quizá no accidentalmente, por un camión.