Crónica de la XXXIV Carrera Pedestre de Santiago
Artículo publicado en la sección Tribuna Libre de El Correo Gallego (1-11-2011)
Todo el mundo sabe que el último domingo de octubre se puede dormir una hora más. Lorenzo se levantó madrugador para que nadie se quedara entre las sábanas. Por la cumbre de Juan XXIII pasan todos los favoritos delante, inclusive el marroquí Hassan Lekhili que ha dominado con autoridad las últimas populares de las cuatro provincias. Pero en apenas unos minutos la avenida queda desértica, como la Gran Vía de Amenábar.
En la cima de Vite ya no pudimos aplaudir a Pedro Nimo, quien ya cumplió sus expectativas hace un mes en la marathon de Berlín. Elías Salvador, un año más en el ajo frente a yogurines, lucha por plaza entre los diez primeros. No debe ser muy cómodo competir con el brazo escayolado o arrastrando el carrito del bebé. Da gusto que Bernal siga al pie del cañón. Dando ejemplo y bien coloradito el concejal de deportes, Adrián Varela; también se unió a la fiesta su compañero de corporación Alfonso Rueda. Dos divertidos bandidos dan colorido a la prueba, uno con esposas doradas y otro botando una pelota. Otro asciende sin zapatilla izquierda con aparente naturalidad. Un portugués barbado con gorro marinero gusta que lo animen al grito de Popeye.
En el Obradoiro seis peregrinos yacen al ras con sus bártulos, ajenos al ambiente festivo que se repiraba en esta trigésima cuarta edición. Iván Hierro,amigo de Lolo que luchó el podium, alaba la espectacularidad del recorrido al que compara con la San Silvestre Vallecana :“Sólo le faltaba barro”. El cronómetro oficial apuraba hacia la hora y media y en megafonía alertan del inminente pistoletazo de salida de la marea roja escolar. Entonces, Daniel y Jose reciben la mayor ovación de la mañana. Dos bomberos totalmente equipados hacen leyenda con veinticinco kilos sobre el espinazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario