en El Ateneo de Santiago (27-10-2014)
Segunda vez que
Juan Monterroso visita el Ateneo. Otrora diseccionó el Barroco Compostelano y
ahora analizó la aceptación del arte del cretense, cuatro siglos después de su
defunción.
Cuando en 1541 nace
Doménikos Theotokópoulos la expresión
artística estaba mutando. En 1564 muere Miguel Ángel y en el 76 Tiziano, dos de
los grandes maestros del Renacimiento.
Se forma en el mundo griego de base
bizantina. Allí los iconos tienen una evidente funcionalidad religiosa. La
imagen no tiene por qué ser realista o naturalista pero sí transmitir devoción.
Desembarca en Venecia donde conoce a
Tintoretto, seguidor de Tiziano que también estilizaba las figuras. La
pincelada de El Greco se torna más suelta. Antes hacía un tratamiento especial
de los grises y los amarillos intensos pero entran en su paleta los oros,
carmines y verdes. Estas tonalidades eran desconocidas en España, salvo en la
colección veneciana de Felipe II.
En Roma tuvo la osadía de decirle al Papa
que quería cambiar los frescos de la Capilla Sixtina. Al llegar a España busca cobijo
en la Corte Filipina. Además de pintura veneciana, había obras flamencas. Pero
ya imperaba la sobriedad. El Martirio de
San Mauricio es demasiado manierista para el gusto del monarca. Prefirió a
Juan Pantoja de la Cruz como pintor de cámara.
En Toledo la ideología dominante es próxima
a El Greco. Se respira el aroma de la Contrarreforma, el Concilio de Trento y
los poemas de Santa Teresa. Se busca emocionar al fiel con una pintura
simbólica. Su clientela llega de ámbitos conventuales, donde la mística casaba
mejor.
En su madurez va, al igual que Goya,
abandonando las normas. Sus contornos se difuminan y el tratamiento de la luz
es a fogonazos. La Adoración de los Pastores
es un tratado de teología.
Al morir no deja escuela. Su hijo Jorge
Manuel no heredó todas sus cualidades. Su discípulo Tristán evoluciona hacia el
tenebrismo, que a partir de 1620 triunfa con Zurbarán y Velázquez.
Decían que obras de sus pupilos, de peor
categoría,eran de su autoría.Creían que sus figuras eran deformes a causa de un
problema visual.Cae en descrédito desde mitad del XVII hasta fin del XIX.Una travesía en el
desierto.Gómez-Moreno ya lo valora en sus catálogos. Los simbolistas e
impresionistas redescubren su pincelada suelta,que anuncia la llegada del expresionismo.