*Publicado en Diario Marca el 20 Abril 2012
Di Matteo esculpió una defensa de futbolín para combatir un ataque de embudo. Los blues no están para presionar arriba. Muy pronto un Alexis engominado y con medias sobre la rodilla enviaba al travesaño una asistencia de Iniesta. El manchego cocinó una croqueta en la cal y notó el aliento de Cahill; dudoso como el de Ballesteros. Cesc, con la pólvora mojada, probó una vaselina pero salvó in extremis un pletórico Ashley Cole.
El descuento fue apocalíptico. Messi hizo un espagat involuntario y saltaron las alarmas. Todavía convaleciente perdió un balón en zona de tres cuartos; Lampard lanzó la contra, Ramires, todo fibra, cogió la espalda de Xavi y dio el pase fatídico a Drogba que batió por bajo a un gélido Valdés. El marfileño se pasó la noche en off side y teatralizando cada choque pero logró amnistía para dejar a Del Bosque sin ver a Torres.
Puyol, baza cantada a balón parado, finalizó con mucha intención un centro templado de Leo; pero Cech es un tipo muy luengo. Aún pudo servirse la venganza en la propina. Busquets, ya de palomero en el área, quiso ceder de tacón a Messi pero este no se hizo con el cuero por el oficio de Terry; el balón escupido cayó a Pedro quien buscando los laureles se llevó un palo.Clímax del suspense. El propio Sergio, desubicado, se lamía las heridas sobre el césped por no saber ejecutar con su pierna de apoyo.Stamford Bridge se apropió del esférico, ofrenda que conmemora la victoria sobre el más aguerrido enemigo. La agonía merecía la pena. El Camp Nou, acostumbrado al caviar, necesita dos gestas.
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