Un paseo por Cayo Hueso (Key West)
Quisieron ser
libres.Los veinticinco mil habitantes quisieron alejarse del Tío Sam.Fue un 23 de
abril del 82 tras un control policial estadounidense que castigaba al turismo de
la República de la Concha.Se sigue
celebrando la efeméride en una ciudad que,gracias al acopio de naufragios,
llegó a ser la más rica per cápita de los Estados Unidos. La isla se llamó Cayo
Hueso porque había sido un camposanto al aire libre. Los ingleses hicieron una
traducción libre, Key West.
Cuarenta y dos
puentes desde tierra firme. El de las 7 millas sale en una película de la saga
de Fast and Furious. El temporal del día del trabajo de 1935 hizo
buenos estragos.
Motos acuáticas,
esnórquel y parapente. Los turistas más contemplativos reservan entrada en el
barco con fondo de cristal. La barrera coralina está a 7 millas de la orilla.
En Calita de Simonton las arenas parecen brasas y la corriente es considerable.
La de Higgs tiene una escalinata que llega a un agua que huele a fecales. Los
pájaros descansan en los diques.
No hay un guiri que
no pose feliz en el punto más austral de USA continental. A 94 millas de Cuba.
Con prismáticos Kennedy casi veía los misiles rusos. Más lejos, a 150,la
soleada Miami.
La Calle Duval llega del Océano Atlántico
hasta el Golfo de México. La Iglesia de San Paul tiene las puertas cerradas;
solo para que no se pierda el efecto del aire acondicionado.
En Mallory Square,
obligada visita crepuscular, está el acuario y el Jardín de las Esculturas con
39 bustos en bronce de las personalidades influyentes de este pueblo bohemio de
pescadores.
La fachada del Hotel La Concha no me dice mucho pero Tenesse Williams escribió
allí Un tranvía llamado deseo. Y
cuentan con servicio de spa. Este dramaturgo, Elizabeth Bishop y Robert Frost
mantenían encuentros literarios en la actual Casa Museo del Patrimonio.
No se puede marchar
de Key West sin probar el pastel de lima. Eso dicen. Vale un ojo de la
cara. Tonalidades semejantes tiene la
Casa de Heningway. La compró en 1931 en una subasta por 8000 dólares.
En esa época también adquirió El Pilar, embarcación de 38 pies. Se inspiró en
el capitán, Gregorio Fuentes, para crear al personaje de Santiago en El viejo y el mar. En este Cayo vivió con Pauline, la segunda
de sus cuatro esposas; ella decoró la morada pues fuera editora en Vogue. Cuando convirtió el ring donde
Ernest peleaba con sus colegas en una piscina,la primera residencial que hubo
en la isla, molestó mucho al escritor. Ada, la niñera, cuidaba de los
pequeños.En el estudio,casi siempre entre las seis y doce de la mañana, redactó
obras como Adiós a las armas.Por toda
la propiedad campa una pingüe colonia de gatos, todos descendientes de Snow
White,el felino de seis dedos.Otro artista de Key West, Faulker, era conocido
por sus paseos con la cabra Alice. Las iguanas hacen vida en las inmediaciones
del Hotel Embajador. Las gallinas encuentran comida hasta en el cementerio. Un
zoo al aire libre.
Pegado a Illinois
está Misuri.Truman eligió la misma población que el pescador de barba cana para
su descanso.En este hogar vivió Thomas Edison mientras preparaba uno de sus
inventos. También se usó como base para submarinos.Las estadísticas cuentan que
el presidente que autorizó el lanzamiento de la primera bomba atómica se alojó
en la Pequeña Casa Blanca durante más de diez vacaciones y 175 días entre 1946
y 1952. Muchas veces sin su esposa Bess y la pequeña Margaret. La primera
devoraba novelas policiales y la hija ahora se dedica profesionalmente a
ello. Harry no acudió a la universidad,
su familia no tenía posibilidades, pero fue un lector voraz. Antes de hacer
carrera política fracasó con una tienda de ropa para caballeros. Llevaba bastón
porque le parecía elegante, tocaba el piano y amaba la música de Chopin. Jugaba
al póker,era bueno aunque demasiado optimista. A veces se relajaba bebiendo
bourbon. Por la propiedad también pasaron Einsenhower, que se recuperaba de un
ataque cardíaco, Kennedy ,antes del fiasco de Bahía de Cochinos,y Jimmy Carter
y su familia en la víspera de año nuevo de 1996.