Conferencia de Mendoza en la Ciudad de la Cultura (Ciclo Nexos.7-12-2013)
*Publicado en La Voz de Galicia el 9-12-2013
No me hizo gracia
cuando el pasado nueve de noviembre, jornada de lluvia incómoda, acudí al Gaiás
y descubrí in situ que la conferencia de Eduardo Mendoza se había aplazado. El
cronista de Barna tiene un aire a Pasqual Maragall. Con su sonrisa de Mona
Lisa. De Premio Planeta.
No vino aquí a
hablar de sus libros. Sino a teorizar sobre el humor. Primero se identificó con un fluido
corporal. En la Grecia Clásica un cómico no tenía prestigio. “La primera novela
que se me ocurre con humor es El asno de
oro de Apuleyo, aunque es socarrero”.Un humor más noble surge en el Renacimiento con El Arcipreste de Hita o Rabelais.Cervantes
enlaza humor con dig-nidad humana. La novela francesa del XIX es muy seria pero
la gracia de Flaubert se palpa en sus cartas.Hoy está en manos de los menos
capacitados. Una salvedad. Los Monty
Python, “venerables ancianos de humor inteligente, que vuelven y sus
entradas se agotan en 43 segundos”.
El humor es una
forma de tanteo entre dos desconocidos. Tiene un componente de engaño o estafa.
Es cruel y agresivo cuando se ceba con alguna tara física, religión o pueblo. Tiene
vínculos con la demencia. Es coyuntural; lo que tiene gracia hoy quizá no la
tenga en el futuro.Y viaja mal. ”Lo que aquí se hace se entiende poco en
Francia, menos en Alemania y nada en Japón”. Ha de buscar la excelencia. Es un
mecanismo de relojería que debe funcionar con una precisión tremenda. Máximo
efecto con las mínimas palabras. “Hay que saber terminar a tiempo”.
En el Covarrubias acompañan la visión peyorativa de la risa de
un ejemplo. Filemón murió de risa al ver un asno comiendo higos. Ante tal
estupefacción Mendoza concluye que “los diccionarios son una de las vergüenzas
nacionales. Los neandertales tendrían uno mejor”.
Hay una risa cruel.
La satisfacción del malo de la película ante el sufrimiento ajeno. La risa se
ha asociado con el Diablo. Es un tema que siempre ha preocupado a la Iglesia.
Los teólogos pensaban que Dios no se reía nunca porque, al saberlo todo, nunca
lo puedes sorprender.
Humor es también la
carcajada pura que no se reprime Mendoza cuando Gonzalo Navaza repasa algunas
definiciones de su Elucidario. ”Un
pilingüe es quien habla 3´1416 lenguas”.
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