Publicado en El Correo Gallego el 2 de septiembre de 2011
Comenzaba el ascenso de Manzaneda con la ventaja de siete minutos por parte de los escapados; diecinueve kilómetros de rampas y descansillos; se vigilaba más a Paulinho, Luis León Sánchez o dos viejos rockeros como Stuart O'Grady y David Moncoutiè. Sería el francés quien, ya en solitario, antes de cruzar la meta escondió uno de los dedos de su mano; es una hazaña ganar una etapa en los cuatro últimos años de la ronda española.
¡Qué pocos se atreven a dinamitar la carrera como antaño! ¡Qué tardes de gloria le debemos al Chava y Pantani! Pero la estación de montaña apareció demasiado rápido y los forofos del pedal volvimos a la realidad. El grueso de los "gallos" llegó pisándole los talones a sólo siete segundos. Un noveno puesto ni siquiera te aporta el dulce caramelo de las bonificaciones. Enésima exhibición de pundonor, también de su combativo gregario Dani Moreno, pero en el ciclismo de alto nivel se penalizan los días malos; el líder del Katusha sufrió en la Covatilla y fue doblado, como era previsible, en la crono de Salamanca. Y ahora, a tres minutos, sólo puede soñar con el podium aunque reste el infierno asturiano.
Con Antón y Sastre fuera de combate, nadie menciona a dos paisanos que se consolidan en el top ten fuera del foco mediático, Zubeldia y Cobo. Habrá que replantearse los jefes de filas.
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