Vuelta de Octavos de Champions 2012.
Chelsea levanta la eliminatoria ante el Nápoles
Mazzarri sincronizó su crono con el pitido inicial. Presagio de lo que sería un planteamiento defensivo. Aunque no olvidemos aquellos cinco minutos de empuje con claras ocasiones marradas por su tridente mágico. Como un centro chut de Maggio, carrilero diestro que pronto caería lesionado, que casi pesca Cavani arrastrándose sobre la cal.
Al filo de la media hora el Chelsea estaba enfrascado. Ramires centró desde la izquierda a pierna cambiada y Drogba se anticipó a Arónica con el que mantuvo un equilibrado combate toda la velada. Di Matteo, como un flan, casi se escurre en la celebración.
Lampard vio cartulina por derribar a Zúñiga antes del descanso. El primer corner de la reanudación lo botó al primer palo y el incombustible Terry embistió contra la red. No extrañaría que esa estrategia ya se dibujase en la pizarra de Mou. Aún eufórico, el zaguero blue no cumplió con el manual del buen defensa. Repelió de forma frontal un balón hacia la media luna e Inler puso el lacito al presente. El diapasón helvético, de largo el mejor napolitano,enganchó una volea que se coló a la derecha de un indefenso Cech.
Era el momento Torres. Se despojó el chándal naranja y mojó sus áureos cabellos. Corrió como una liebre el fuenlabreño, intentó quiebros y autopases pero se le volvió a hacer diminuta la puerta; sigue maquinando su infortunio tras el único error de De Sanctis.
Dossena interceptó con la mano un cabezazo de Ivanovic.Pudo haberse ido a la ducha. Frank,en un momento de máxima tensión,acomodó su empeine al lado de seguridad.Sólo una folha seca de Gargano en ese final embarullado.Segunda prórroga de los octavos.
Mata se fue sin ser la piedra angular que acostumbra. Cuando moría la primera moratoria Ramires encontró al marfileño que inventó una dejada al punto fatídico; Ivanovic finalizó la faena; el serbio ya demostrara su valía en el juego aéreo y como sacador de banda. Los visitantes no inquietaron a la parroquia. Los londinenses sacudieron el reloj de arena buscando a Drogba, quien disfrutaba cuerpeando y exagerando cada acción. El capitán, bautizado como segundo míster, espera la última alternativa de esta generación.
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