*Mis memorias en Nueva York
*Vistas del Hudson y New Jersey
El escenario del
mundo. El patio de luces de Woody Allen. El lienzo y las gafas de Warhol. El
hormiguero de la ciudad está bajo tierra. Hay muchos comercios en las cavernas.
Sudor pegajoso en el andén, frío polar en el vagón.Un anciano canta una versión acelerada de Stand by me marcando el ritmo con el bastón.La gente carga su móvil en las cabinas para que
sigan vivas.
Zarpa el ferry desde
Battery Park.Borracho por los vaivenes de la mar.Llego al islote donde los
indios venapes hacían cerámicas y cosechaban ostras con las que luego
elaboraban abalorios. Allí se posó la Estatua
de la Libertad en 1886. Fue enviada en partes, como si fuese un
rompecabezas. Esta vez el regalo no
estaba envenenado y no salieron helenos de las tripas. El escultor fue
Bartholdi,Eiffel le ayudó con el esqueleto interno y Pullitzer lideró la
campaña de recaudación. 93 metros de la base a la antorcha dorada.La siete
puntas de la corona simbolizan los mares y continentes.Viste la estola clásica
verde menta y transmite tranquilidad, paz y nobleza. Una parada en el Museo de
la Emigración de Isla Ellis antes de retornar a la Gran Manzana.
Dos piscinas emergieron en donde brotaba
el tallo de las Torres Gemelas. El One World Trade Center, hijo de
aquellas, ha nacido en 2014 a su imagen y semejanza. Después de ver el Memorial
ningún avión del cielo parece inocente.
Mi desconocimiento
en temas bursátiles me hace ser menos valiente que la niña que espera serena la
embestida del toro de Wall Street.
Subiendo por la infinita Broadway,que no es recta pues sigue un sendero
indio, llego al Ayuntamiento. Las
ardillas del parque se suben sobre
las patas traseras y agarran su vianda con las otras.
El Puente de Brooklyn se inauguró en 1883
tras 16 años de trabajo.Icónicos son sus dobles arcos apuntados y esos cabos de galeón. El suelo, compartido
entre ciclistas y peatones, es de madera. La carretera pasa a un nivel
inferior. Ponen multas por los candados pero algunos hay. Discurre sus casi 500
metros en paralelo e inusualmente cerca del Puente de Manhattan.
Confucio tiene la barba sin arreglar y las
manos en ademán orante. En Chinatown
hay bufés al peso muy económicos.En el comedor
de la beneficiencia de Bowery nadie
pregunta a los comensales por su condición. Sólo hay que ajustarse al
horario.Comen caliente que es lo que necesitan. Bien recibido sería el hombre
sedente al que acompaña el cartel de“Me and the birds”.
En septiembre
celebran las fiestas de San Genaro en Little
Italy. Suena Eros en la Calle Mulberry.
Al anochecer sirven raciones transalpinas muy generosas en las terrazas.
Desenvaina la
espalda Garibaldi en el Washington Square Park. Los universitarios posan
la cesta del picnic. El pasado fue más gris. Fue pantano, cementerio y hubo
ejecuciones públicas.
El Mercado de Chelsea aprovecha la antigua
fábrica de gallegas de Nabisco. De estética industrial y focalizado en comida
gourmet. Pijo e impoluto. Podría almorzar sobre la taza del wc.
Riegan las plantas
en High Line. Son 3 kilómetros de
paseo elevado sobre antiguas vías de tren.
Se aprecian las aguas del Hudson y un mural multicolor de Ghandi y
Teresa de Calcuta.
En Union Square juegan al ajedrez de forma
amistosa pero con contador de tiempo. Un buen surtido de estatuas: Lincoln,
Ghandi, Marqués de Lafayette y una ecuestre de Washington. Aquí hubo una gran
manifestación de protesta por el asesinato de Sacco y Vanzetti en 1927.
Si subes hacia el
norte por la Quinta Avenida, donde la mayoría de vehículos son taxis
amarillos, apenas te percatas de la presencia del Flatiron. El singular edificio con forma de cuña y 22 pisos se
remonta a 1902. La publicidad de agua vitaminada es casi tan grande como el
inmueble.
La sombra del Empire State alcanza los 449 metros. El
Gigante Art Decó, que solo descansa seis horas al día, observa a 50 millas a la
redonda. Nos guían pomposos mayordomos
de impolutos trajes malvas. Somos las ovejas del pastor. El ascensor no
da vértigo. Un observatorio exterior en
el piso 86 y otro acristalado en el 102 que estropea las fotos. Se ve todo
rectilíneo, casi matemático. La zona este de Lower Manhattan prefiere
permanecer cuerpo a tierra. Y una urticaria galopante de depósitos, algunos
disimulados con cúpulas y agujas ornamentales.
El Parque Bryant es un oasis entre
rascacielos. Propuestas deportivas de
balde: minigolf y kubb. Hay pistas de
ping pong y,a la vera de la Biblioteca Pública, sala de lectura al aire libre.
Los anunciantes digitales de Times Square son pasajeros,salvo los de
cierta bebida espirituosa de color negro y etiqueta roja. Uno,vestido de
presidente,busca sus monedas. Los superhéroes protegen a la chica del busto
desnudo; no deja de moverse para dificultar el disparo de los fotógrafos
mirones. Los animadores hacen volteretas sobre la gente que se arremolina en su
entorno. Ceban el número, ralentizándolo, para crear expectación. Acaban cada
pirueta, cadena en boca, pidiendo reconocimiento.
El Chrysler Building fue nueve meses el
edificio más alto del mundo,hasta que lo rebasó el Empire. Aguja de acero
inoxidable,motivos automovilísticos y gárgolas en forma de águila. ¿Y cuál es
el Rockefeller Center? Rápido se identifica por las letras de un medio de
comunicación.
San Patrick es la mayor catedral
católica de Estados Unidos. El templo neogótico de mármol blanco tiene un señor rosetón de 8 metros de diámetro. Dos
libros por pupitre en la Iglesia de San
Bart. Vidrieras luminosas y techumbre tenebrosa. Cuando entro al MoMA ya ha caído la Noche Estrellada
sobre las Señoritas de la calle. Una infantería de banderas,ordenadas
alfabéticamente, protege la sede de la ONU; a su espalda motos de agua cabalgan en paralelo a Rosevelt Island.
El sur del Central Park, antes de iniciarse su
construcción,era una zona plana y el norte más rocosa. Lagos artificiales y patinadores
habilidosos.Los liberadores, Bolíbar y José Martí, y el conquistador Colón
tienen su estatua. También los
escritores Hans Christian Andersen, Walter Scott y Robert Burns. Un
personaje de ficción como Alicia. Y un busto de Beethoven. Retrospectiva de
Giacometti en el Guggenheim entre
fuentes de oro y recorrido de caracol.
Todo el mundo
recuerda el Edifico Dakota por el asesinato de Lennon e ignoran que allí vivió
Lauren Bacall.En el renacentista Hotel Plaza,se casaron Michael Douglas y
Caherine Zeta-Jones.
El Mercadillo de los domingos de Green Flea se instala en el patio de un
colegio. Canastas y pista de tartán. Como una pizza con aceite de trufa para
evitar las tasas de los restaurantes.
Una niña vende
limonada a 75 centavos a las puertas de Clifton House. Theo Roosevelt cabalga flanqueado por un indio y un negro. En el Museo de Historia Natural calculo mi
peso en el Cometa Halley y la Luna. Dinosaurios y moais. Suena la musiquilla hipnotizante del carrito
de los helados.