En San Sebastián tenían una bestia negra. Hasta hoy. Clavaron su bandera en Sar pese a toparse con la mejor versión de un Lasme inspiradísimo. Además de su habitual lección defensiva, el de Gabón reboteó y encestó con asiduidad en canasta contraria.
El Obra anotaba con facilidad pero la defensa zonal sufría con el tiro exterior. Tanto se menospreció a Neto que se le dio confianza para que mecanizase sus triples. Sito aplastó la zona con los kilos y centímetros de Betts y Doblas. “Be careful with Salgado” avisaba Moncho en los últimos compases del primer cuarto. El míster retó inútilmente a la ley de Murphy. Más moral para los centuriones donostiarras del anfiteatro superior.
Un cúmulo de despropósitos en el inicio del segundo cuarto dejaron al Blusens a remolque.Los pasos de Palacio fueron imprecisos y Andrés tomó el timón de la nave. Sergi Vidal, defenestrado en la Casa Blanca, vio un filón en sus penetraciones. Los visitantes se acomodaban quince arriba tras otro arreón. El público buscó un chivo expiatorio y culpó a los de naranja para desahogarse. La casta del Tuky devolvió cierta esperanza.
Esta mañana no penalizó al GBC la aportación negativa de Jimmy Baron, a quien ataron los brazos desde 6´75 después de mucho tiempo. Panko, que había tenido un partido gris, ya se ha ganado con creces galones para tirar quince tiros de campo; sus dos triples en momentos calientes igualaron su media de puntos y mataron la ilusión galaica.
Quedaron patentes las carencias defensivas de Ere cada vez que lo encararon. También fue descalificado Kendall, un canadiense con perilla que no suda ni intimida. Los muelles de Washington fueron, como siempre, tan espectaculares como improductivos. Una sesión vermout descafeinada. Compostela se desangra. Quedan muchos desplazamientos. Habrá un día en que la lechera traerá noticias distintas de Murcia y Valladolid.
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