Era una incógnita como iba a digerir el Madrid su pírrica victoria en la Toscana en su envite ante el matagigantes de la liga Endesa. Moncho enfatizaba en lo psíquico.“Es tiempo de fiesta; quien no se motive en este partido tiene que dejar el deporte”. Como claves intuía capturar el rebote defensivo y evitar sus trepidantes contragolpes.
Pronto Suárez cayó tras un mal gesto en su maltrecha rodilla derecha; exquisita la deportividad del público pero el arancetano no se pudo reponer. Hopkins, curtido en todas las guerras, fue referencia en el juego interior en el arranque pero sus siete puntos los sumó antes del minuto cinco; se fajó con dignidad veinte centímetro debajo de Begic; la moral del pívot merengue quedaría muy tocada tras las dos chapas que le puso Lasme, y sólo encontró alivio en que un tiro adivinaba una trayectoria descendente. La afición valora a su Ibaka y querría más a Ere si se echase el equipo a la espalda. A fin del primer cuarto los periodistas subrayaban en rojo las pérdidas locales.
El la aurora del segundo cuarto el lastre era ya de quince puntos. Aceptó el reto de la supervivencia Oriol, que anotaría dobles figuras por primera vez desde el Barça. El mate de Felipe, peinado como estudiante modélico, será menos recordado que sus pataletas de impotencia ante los jueces.El misionero Carroll desatascó una fase de ataque espeso.
Deron a lo suyo. Dos canastas de hemeroteca, la última extendiendo con belleza sus alas pardas, emparedadas entre errores pueriles. El capitán empujó con dos triples de raza . Además del siempre comprometido Andrés, la actitud defensiva de Kendall, el Ave Fénix desde que se vio señalado, es muy esperanzadora para el futuro. Rebajaron a seis la desventaja pero el francotirador Jaycee y el multiusos Singler sentenciaron, bien escoltados por Sergio Rodríguez,que graduó su visión de juego a última hora. Cierto Señor Presidente, competimos sin complejos y seguimos una victoria arriba de la quema.
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