por iniciativa de Dirección Xeral de Xuventude y Voluntariado
Secretismo de masón. No supe hasta dos días antes donde se celebraría el “II Encontro Galego de Mobilidade Xuvenil”; la facultad de Medicina, apuntaba el mail. La oportunidad de volver a reunirme con los compañeros que conocí en el programa “Xuventude no Mundo”. Sólo juntamos cuatro de los once voluntarios que viajamos hace dos meses y medio. Eso puede pasar en una fría mañana de sábado en vísperas de Navidad…
Algunos jóvenes comentaron sus experiencias tras la presentación institucional; uno bromeó con el miedo de los padres a que secuestren a sus vástagos mochileros en los países más pobres. Después del café, que no cacao, había que escoger entre cuatro talleres, uno de ellos en inglés para la mayor comprensión de los chicos foráneos. Todo se dinamizó gracias a Neira, hombre de acción del que cuentan divertidas anécdotas.
Aposté por la tertulia de “ Participación y asociacionismo” impartida por Modesto Gómez. Se presentó como licenciado en económicas y director de una agencia de marketing. No conocía su habilidad para mantener motivada a la audiencia. Fue nuestro despertador. Reconoció que mucho de lo expuesto eran verdades de Perogrullo pero usó ejemplos clarividentes. Parecían consejos para la vida: respeto, erradicar la discriminación y la autoridad, tener ambición pero siempre desde el sacrificio, ser transparentes… Quien aportaba ideas brillantes tenía el premio de bautizar la tesis con su apellido y pasaba a formar parte de la cúpula directiva de nuestra supuesta sociedad. ¡Qué consciente fue el ponente de la necesidad de reconocimiento que tenemos los humanos!
Las conclusiones generales fueron breves puesto que se advirtió que alguno computara todas las ovejitas. La comida respetó la austeridad que demandan los que mandan. ¡Umm, huele a pasta con atún, como en tantos patios de luces de pisos universitarios!
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