Santiago de Compostela, Monte del Gozo (22-6-2007)
Lleno hasta la
bandera. Casi treinta mil personas abarrotaban el recinto del Monte del Gozo,
ciudad de vacaciones. Así, al más puro
estilo de las verbenas tradicionales se montaron “tenderetes de quita y pon”
para ofrecer helados, bocadillos o churros. Y los que tenían la suerte de tener
un bar allí improvisaban sobre un cartón: “Damos cenas antes y después del
concierto”. ¡Haciendo el agosto!
Los adolescentes ya
estaban prestos y con las caras pintadas cuando abrieron puertas cuatro horas
antes del concierto. Para matar el rato una partidita de cartas, bocatas de
chorizo, cerveza en abundancia, sentarse y levantarse para desentumecer las
piernas y mucha paciencia. ¿Cuánto queda?
No cualquier grupo se puede permitir entretener más de dos
horas y media, tocar unos veinte temas y dejar fuera singles como Ángel de amor o Hechicera. Hubo hueco para sus letras menos comerciales como Reloj Cucú, dedicada a los papás que
están muy lejos, o Me vale, canto
contrario a la crítica por las apariencias.
Malas predicciones,
incluso se especuló que podrían cancelar el espectáculo, pero el único
chaparrón que cayó fue el que procedía de lo alto del escenario para ambientar No ha parado de llover. Luego, botaron
bocanadas de fuego y los fans de las primeras filas sintieron sudores en la
frente. ¡Tranquilos no se os ha quemado el flequillo! Si ya en el 2000
sorprendieran lanzando balones a la grada de Sar, en esta ocasión la puesta en
escena fue mucho más espectacular; súbita aparición enmascarados con
calaveras, videoclips de muchas de las canciones, la batería pivotaba en una
plataforma rotatoria…
Escogieron una
chiquilla rubia de las primeras filas para dedicarle expresamente alguna
baladita. Se retiraron los graves para
crear un atmósfera más íntima. La invitaron a una copa y acomodaron en un sofá
rojo con silueta de labio; Lo que necesitas es amor. Algunas risas por el
descaro de los piropos de Fher. Algún silbido por ser oriunda de A Coruña.
Además de cantar al
amor y a sus sufrimientos lanzaron proclamas sobre temas sociales. Hablaron de
la lucha de los deprimidos para que valoren su propia vida, recordaron a los
niños de la calle, defendieron los derechos de los latinos, criticaron la
conquista española en América…
Además se documentaron sobre la tierra que visitaban: “Sé
que esta es una de esas ciudades con peregrinos” apuntó Sergio. Y buscaron
paralelismos con su México; “en Guadalajara la sed se colma con tequila, aquí
con orujo .”
Álex, que también
se puso al micro dos veces, llegó a entretener diez minutos al respetable con
su sólo, con un pequeño impasse para tomarse una Coronita que le cayó fresquita del cielo. No dejó de sonreír a
cámara y fueron tres las ocasiones que sus brazos tatuados lanzaron las
banquetas al aire. Juan Calleros, impasible al bajo, fue definido perfectamente
por Fher. “No le gusta hablar, sólo tocar”.
Como si se tratase
de un truco de magia se despidieron uno a uno introduciéndose en un maletón que
los conducía a las profundidades; algunos saludaron con el pulgar alzado. Guiño
a Terminator. Además del cuarteto, también dijeron adiós
otro guitarra, un percusionista y un teclado, los músicos invitados.
Vaho en los buses,
automóviles en fila india y mareas humanas caminando por San Lázaro. ¡Lástima
el Compos aún no ha vuelto a primera!
No hay comentarios:
Publicar un comentario