*Vacaciones en Rumanía (otoño 2010)
*Artículo publicado en Xornal de Galicia
Mediado el XV el sanguinario y vengativo Vlad Tepes erguía el palacio Curtea Veche a orillas del Dambovita; así se fundaba Bucarest. Hoy los elitistas viajeros del Orient Express, antes de reanudar su viaje a Estambul, apenas paran en la ciudad para conocer el colosal Parlamento. Allí pueden ver el cuadro favorito de Ceacescu, “Mensaje de Paz”.
La urbe sería gris, un desdibujado legado soviético, de no estar coronada por colosales luminosos que anuncian hoteles o bebidas con burbujas. Grandes bulevares, un calco al plan Haussmann, pero sobra asfalto. El terremoto de 1977 no pudo arrodillar muchas joyas arquitectónicas aunque la restauración de las fachadas es lenta por falta de fondos. El epicentro del casco antiguo se reduce a dos o tres calles peatonales, la zona de copas provista de terrazas y estufas exteriores. Una ley no escrita reza abonar un diez por ciento de propina en esos billetes de plástico con transparencias, casi aptos para el Monopoli.
Trolebuses y un tranvía que casi nadie paga si ha anochecido. Marañas de cables y feísmo en las instalaciones eléctricas callejeras.¡Vamos, que sólo falta el Delorean a punto de viajar en el tiempo! El pavimento, muchas veces irregular, almacena molestas bolsas de agua con las primeras gotas. Coches destartalados estacionados hace mucho. El carril bici puede monopolizar toda la acera. En los parques los dueños de los perros tienen bolsitas para que el suelo continúe impecable. ¿Y las alcantarillas sin tapa? Son un verdadero peligro para los invidentes pues van sin señalizar; las malas lenguas dicen que son el refugio de los niños sin hogar, con los que yo nunca me topé en superficie.
¡Qué exótica la iglesia ortodoxa rusa! No desentonaría en la Plaza Roja de Moscú. Allí acuden estudiantes a rezar por un cinco.Los barbados sacerdotes, que pueden estar casados, confiesan a los fieles cara a cara o pasan la aspiradora sobre un suelo alfombrado.
Demasiados puesto de flores. ¿Por romanticismo? Lo cierto es que también hay oferta variopinta de sex shops. Eché de menos algún mercadillo de ropa; sólo aquella entrañable anciana vendiendo posavasos de lana. El gélido invierno ha canalizado el consumo en macrocentro comercial. A la salida del metro venden vetustos libros a precios irrisorios. Pero, aunque sea latino, no descifro rumano. Ellas sí me entienden. Muchas se engancharon a telenovelas en castellano y Julio Iglesias puso música a su primer amor.
LA verdad que viajar es uno de los más ricos placeres de la vida, ojala se pudiera realizar a cada rato de forma gratis jajajaj no existiera la gente amargada, con lo rico que se pasa en un crucero. Mis papas están organizándonos un viaje a mi y a mis hermanos, estamos super felices.
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