“Las
redes sociales no son una moda”. Son una revolución. Facebook alcanza los
dieciséis millones en nuestro país; Twitter cuatro y medio pero ha crecido un
treinta por cien este año.
Hay empresas que se dedican a cobrar por ofrecerte doscientos mil
seguidores. ¿Una locura? No. El
cuarenta y cuatro por cien de los anunciantes de la red de Mark Zuckerberg han
conseguido nuevos clientes e incrementado sus ventas. Los nuevos tiempos.
Ya no se transmite la información de forma
unidireccional. Hoy todo se puede rebatir. Los agitadores y los que se
posicionan consiguen que más gente les conteste. Pero los que se caen en el
insulto acaban penalizados perdiendo seguidores o recibiendo un trato
semejante.
Hoy las redes sociales las seguimos en el trabajo, mientras comemos,de
fiesta,en el baño, en un concierto… Twitter y Facebook son usados para
informarse de la actualidad informativa aún más que los periódicos deportivos.
Televisión y radio quedaron relegadas. Los periódicos ya beben de los
contenidos de las redes sociales. Muchas veces se limitan a copiar y pegar
tweets.
Tenemos que cuidar la redacción. Es nuestra carta de presentación. Somos esclavos de nuestras palabras.“Es una conversación
de bar que trasciende”. Estamos transmitiendo una imagen de nosotros. Estamos
exponiendo nuestros gustos y habilidades. Y nuestras debilidades. “Si no
configuras la seguridad del Facebook es como si un desconocido pudiera verte en
pelotas”.
Como en Twitter todo pierde valor
muy rápido más que nos lean nos interesa que nos compartan. Si un líder de
opinión nos cita nos podrán leer sus miles de seguidores. En Twitter ya se han
preocupado de verificar las cuentas de los famosos con una flor azul para que
nadie los supla. Aunque a veces ellos se limitan a pagarle a un comunity manager para que venda su
marca.
La clave del éxito en Twitter es aportar un contenido exclusivo. Puyol
cuelga fotos ligero de ropa.“Ramos transmite la imagen que teníamos de él; sus
estudios se reducen a tocar la guitarra”. Mister Chip, que ofrece estadísticas
continuamente, quiere que hablen de él en los medios aunque sea mal. Trecet es un periodista veterano con cierta
tendencia a meter la pata, aunque luego muchas veces pide perdón. “Tengo con él
una relación de amor odio”.
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