Conferencia en el Gaiás sobre la trayectoria del escritor irlandés (Julio 2012)
Publicado en La Opinión de Coruña
La tutoría sobre literatura que organiza la Ciudad de la Cultura se detuvo en la figura James Joyce, renovador de las letras nacido en otra nación celta. No era el paradigma de escritor defensor de una Irlanda irlandesa pero nunca pretendió ofender a su pueblo. Para Antonio Raúl de Toro, catedrático de filología inglesa en la Universidad de Coruña, “representa el éxito de un irlandés en un país donde todo eran fracasos”.
Bieito Iglesias, directivo del Centro Pen Galicia, define a este maestro de la vanguardia y experimentación literaria como funambulista del estilo. Es hábil para casar a la perfección el estilo directo con la parodia periodística, imitar a los catecismos o bien sumirse en un profundo monólogo interior, conocido como “flujo de conciencia”.
Francisco García Tortosa, Presidente de la Asociación Española James Joyce, ha dedicado la mitad de su vida al escritor irlandés. No duda en reservarle un pedestal en el cielo de las letras universales a la vera de Shakespeare; su amigo Alfonso Guerra también incluye a Cervantes. El perito andaluz reconoce que “había días en los que sólo fui capaz de traducir media página y es un libro de seiscientas”.Cree que el gallego se elevaría al nivel más sublime cuando se traduzca el Ulises aunque esta tesis provocó escalofríos a Marcos Lorenzo. Otero Pedrayo, uno de los primeros traductores de algunos fragmentos de El Ulises a una lengua ibérica, definió su lenguaje como“ céltigo mariño”.
Nabokov dijo que El Ulises trata del pasado irremediable, el ridículo y trágico presente y el futuro patético. Es un libro ambicioso que intenta comprender toda la realidad. “Es como la vida misma, que no enteras de nada hasta que no le das muchas vueltas”. Para Bieito sólo Proust y el propio Joyce se atrevieron a cargar su ficción del peso ominoso de la vida. Una epopeya de lo cotidiano, de lo vulgar, de los momentos íntimos y escatológicos. Una novela realista y melancólica con sutiles alusiones humorísticas que escandalizó a la censura moralista de Inglaterra y Estados Unidos.
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