El exquisito Sa Sal de Porto Cristo ofrece un menú degustación por treinta y dos euros; parsimonia de boda entre los cuatro platos.¿Será ofensivo no dejar propina? Tampoco doy nada al secamanos de la Disco Bolero. El Grupo Geminis ameniza la velada.
La playa Mesquida está protegida por dunas. Cometas revolotean como mariposas. Arena fina; agua en tonos oscuros a causa del color de las algas planas.
Alcudia atrae al éxodo gallego. Sandra,moza de Arcade, lleva un restaurante. El sobrino del poeta Ramiro Ponte me repasa las sombras de la política de fichajes de Lendoiro.Vértigo en las cimas de Formentor.Las únicas sin miedo, las cabras.La naturaleza gana.
(CABO FORMENTOR)
Pollença está encajonada entre el Puig de María y el Calvario. Para loar a la divinidad debes reptar por trescientos sesenta y cinco escalones de guijarros con cipreses a la vera.
En la Tramontana llueve,sol y nubes en un suspiro;un tornado arrancó de cuajo el tejado del monasterio de Lluc. Los hogares de Valdemossa guardan devoción por Santa Catalina. En la Cartuja pasaron un invierno Chopin, ya tuberculoso,y la escritora George Sand, incomprendida por sus ropajes masculinos. Bajando al puerto las rocas invaden la minúscula calzada.Ya tarda Olano en planificar una cronoescalada. Alpinistas galos preparan su arnés.No tienes suerte si coleccionas arena en esta playa sin socorristas. Apenas treinta embarcaciones varadas. Pescadores pacientes a la procura de sargos y obladas.
Las pintorescas terrazas de Bayanbulfar dibujan curvas de nivel. Por sus callejuelas transitan menos hombres que felinos.Su apocalíptico acantilado es golpeado con desdén por un mar picado. La Torre del Verger está en pie desde tiempos de Felipe II; tras un intrincado acceso por una escalerilla metálica me detengo. La inmensidad del mar.
Calviá resucita con el mercado de los lunes.Los mundialmente famosos quesos de vaca menorquina, tomates ramellet, butifarra… En el Can Torrat me avituallo con sopas mallorquinas. En cazuela de barro y sin cuchara. El patrón me enseña sus souvenirs ciclistas. La última adquisición, aún sin marco,son los maillots de los hermanos Schleeck.
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