Barcelona 4-0 Espanyol (Noche de Reyes 2013)
El miércoles pelearon por una misma causa en Cornellá.Pero los chicos de Tito no tienen piedad. Los visitantes no olieron el balón. Alves, que sigue sin encarar, inició la ju-gada que resolvió Xavi tras dejada de Iniesta por la otra banda. El llegador egarense sumó su quinto tanto. El graderío se mofó de los blanquiazules con gritos de “a segunda!”
La presión culé de antaño convertía el derby en un mero monólogo. Pegado a línea de fondo Cesc encaró envalentonado como tanto le seduce al manchego de tez lechosa. Era un regalo de Reyes para el rosarino pero Pedro desvió de forma poco ortodoxa a gol.
Un saque pletórico de Casilla unido a la indecisión de Busquets y Puyol dejaron a Sergio García a solas con Víctor. Venía botando y la rompió con ansiedad. El habilidoso y aguerrido nueve pudo enganchar a su club al duelo del modo más rudimentario. Pero, como apostilló el Vasco, si los enervas te endosan unha docena.
El único tanto que llegó tras juego al espacio tenía que finiquitarlo Pedrito. Exquisitas tanto la asistencia de Busquets a la espalda de Moreno como la definición en vaselina. No hubo zancadilla de Casilla a Cesc pero Manzano silbó. Otra bola se deslizó por el ábaco infinito de Messi. No sumó más.Su ejecución postrera de falta se fue al travesaño.
La descafeinada segunda mitad sirvió para redondear el partido de Pedro.Al insaciable canario le anularon dos goles legales y pudo sacar partido a una osadía de Kiko. Los pericos sacaron una miguita de orgullo y adelantaron la línea de presión. Aguirre mandó al diván al revolucionado Baena. A pesar del chaparrón Víctor Sánchez leyó bien las recu-peraciones y Javi López, con más contundencia, firmó su mejor expediente de la liga.
Piqué emborronó su gran noche. Estelar en anticipación, concentración y juego aéreo se complicó a deshora ante la presión de Albín y no supo cederla con energía suficiente a Valdés;al uruguayo, héroe del Bernabéu, le temblaron las canillas y el meta se agigantó pese a pasar toda la velada al frío. Y Moreno debió irse directo a la caseta. Fue un milagro que el tobillo de Thiago resistiese su terrorífica entrada enseñando los tacos.
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