Crónica Deportivo 3-1 Celta de Vigo 15 de Marzo . La expulsión de Iago Aspas
Respetado por las lesiones Riki está completando la mejor temporada de su carrera deportiva. Aún necesita generar muchas opciones para materializar, síndrome Pauleta, pero se siente la referencia herculina. A las primeras de cambio forzó la amarilla a Túñez tras una gran recepción de espaldas. Y acto seguido marcó de manera acrobática tras un control de muslo; la acción venía precedida de una pérdida de Gama, mareado en mil fintas, y un pase cariñoso de Valerón. El Flaco lució en el arte de la pausa y el tempo.
Aspas no recibía balones y las faltas que reclamaba eran ignoradas. En un balón colgado se enzarzó con Marchena.La sangre fluía tórrida. Iago dejó ganar a su instinto vengativo y cabeceó a su marcador. El santo dos croques volvió a sobreexcitarse, como ya le ocurriera antaño con las provocaciones de Colotto. Dejará a los suyos huérfanos un tiempo. Perdonará su parroquia al niño prodigio que evitó caer al pozo de la segunda b.
El Celta pareció soportar el golpe con entereza y acabó el período con dignidad gracias a la manija de Pranjic y a alguna acción aislada de De Lucas. Aguilar perdió un cuero peligroso pero se sobrepuso con una segunda parte llena de pundonor y llegada.
Los sureños adelantaron líneas con gallardía y riesgo. Riki forzó una falta de Demidov, debía ser segunda amarilla, pero disparaba con escopeta de feria.Tuvo que ser Sílvio quien se inventara una volea llena de plasticidad que arrancó las telarañas. Amén de su derechazo completó un encuentro llenó de intensidad. Evaldo ya no se vestirá más de corto. Salomao llegó y besó el santo. Su carrera a campo abierto y posterior aguanís a lo Raúl puso la puntilla. Aún tendría tiempo a demostrar sus habituales problemas de definición errando un gol a puerta vacía. Varas, el mejor de los olívicos, evitó una goleada.
También revulsivo fue Park. El centro-chut de Krohn Dehli lo cazó el surcoreano en el segundo palo. En diez minutos la remontada fue una quimera y los tres hombres de refresco celtiñas acabaron corriendo tras la pelota y dando patadas de impotencia. Riazor sufrió un tsunami de optimismo. Veinte puntos. Aún queda la mitad del camino.
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