Real Madrid 1-1 Manchester United (octavos de Champions, 13-2-2013)
Llegó el día señalado. Los madridistas llevan once años con la cantinela de la Décima y, tras arrojar la toalla en Liga, dos meses especialmente inquietos. Los técnicos jugaron al póker en la víspera, con un buen vino de por medio, y nos engañaron con los onces.
Pero a los blancos no les pudo la presión. Özil caía a banda izquierda para burlarse de Rafael. Un excitadísimo Di María corrió con más orgullo que cabeza y probó suerte más veces que nadie. Los ingleses buscaban el desmarque al espacio de Kagawa. Rooney se pasó la noche intentando, sin éxito, plagiar los pases teledirigidos de un Alonso mermado; al menos ejecutó a la perfección el corner que cabeceó Welbeck. Ramos, molesto porque no era esquina, ni le estorbó. Al otro capitán también le faltó intensidad en la marca a Cristiano, que cabeceó un centro de Di María desde su perfil bueno. Tributo a la copa ganada en Mestalla. Demasiada dependencia de la inspiración del crack luso.
Tras el parón Khedira tomó el mando. Un jugador de salón: toca en corto y se mueve. El remate en plancha de Coentrao lo repelió De Gea con los pies; en la aurora del duelo las yemas del meta madrileño ya le frustraran una rosca con su pierna de apoyo.
El colegiado no apreció nada punible cuando Varane obstaculizó una penetración de Evra. La mejor contra de los Diablos Rojos, cuatro para tres, la condujo Rooney y la finalizó Van Persie al larguero tras arañarla Diego López.En la siguiente acción,el tulipán controló de pecho y remató en semifallo. Xabi, no sin esfuerzo, pudo sacarla bajo palos.
El Madrid acabó desfondado. Özil estaba mareado tras sus carreras, amagos y tarascadas recibidas. Una folha seca de Cristiano fue lo más peligroso. Los de Ferguson, míster rumiante con espíritu defensivo,murieron en área contaria.Giggs,ovacionado por su longeva trayectoria,estuvo pachón e indeciso con todo a favor. Van Persie pudo ser cruel en el ultimo suspiro. Voleó con mala intención pero Diego se estiró hasta los topes. Brych, que ya tragara saliva cuando Francia asaltó el Calderón fuera de hora, no dejó sacar el córner. Por si las moscas. Que el Teatro de los Sueños no albergue la última función.
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