Ponencia de Fernando
Bouza, que ya colaboró en la comisión de Galicia
Cen.
Presentado por
Pegerto Saavedra.
Consello da Cultura Galega (9-XI-2018)
Confín era una
palabra de la época. Alude a lo que luego se llamaría frontera pero también a
los lazos de vecindad. Separa y une a la vez.
En la Alta Edad Media, siglos XVI y XVII, todas las fronteras son
confines pero no todos los confines son fronteras.
El conflicto con
Portugal arranca en agosto de 1578 con la muerte de Sebastián de Portugal en la
Batalla de Alcazarquivir. Había ido
al Norte de África a buscar trigo y a frenar el avance turco que ya llegaba al
Cabo de San Vicente.Se entroniza su tío Enrique I el Cardenal. Pero al no poder
tener descendencia hay tres candidatos
en lucha por el poder: Catalina, duquesa de Braganza, Antonio I y Felipe
II. El segundo, conocido como el prior
de Crato, llegó a ser coronado como rey en Santarém
pero su gloria duró muy poco.
Hubo violencia y
crueldad. Se produce el Saco de Porto, también se saqueó Lisboa. Y búsqueda de
responsables. La Monarquía Hispánica negoció con dureza y amedrentó el uso de
la fuerza.
La monarquía era
dual. “Portugal estaba unido y separado a la vez” según Pedro de Valenzuela. No
estaban tan claros los límites entre los dos países. No se habla aún de España
sino de Monarquía Hispánica o Católica.
Este momento es
propicio para las familias de linaje en la zona del Miño, es el caso de los
Soutomaior. Diego Sarmiento de Acuña, futuro Conde de Gondomar, defendió la
ciudad de A Coruña durante el ataque de Drake. Galicia se había convertido en
una nueva frontera. En el archivo de los
Salvaterra hay información sobre los pasos de barcos, fortificaciones…
El Portugal de los
Felipes tiene paradojas y contradicciones. En 1581 Felipe II, allí primero,
firma el estatuto de las Cortes de
Tomar. Portugal seguirá teniendo sus
instituciones, moneda, carrera de Indias particular e Imperio, impuestos,
lengua… Pero al mismo tiempo las fronteras se diluyen, son permeables. Hay
fusión de ambos territorios pero separación de dominios. Por ejemplo en el país
vecino ya existía la Imprenta en castellano pero ahora se intensifica.Y en
Sevilla y Barcelona se imprimen libros en portugués. Es evidente el fortalecimiento del eje
económico entre Lisboa y la ciudad hispalense. Durante todo el período de la
“península unificada” las fortalezas lusas no fueron derrocadas.
Desde 1620 para
publicar un libro había que pedir un
impreso que era idéntico en toda la península. La frontera que había entre
Castilla y Aragón era muy similar a la que había con Portugal. Camoens fue coronado en Madrid como el mejor
poeta. Duarte de Braganza vive en Évora pero luego crea una corte poética en
suelo hispano. Sobrado de Araujo, pese
a que apoyó a Juan IV en la Guerra de Restauración, escribe una Historia de
Galicia pero no desde el punto de vista ibérico. La villa de Pontevedra crea una Misericordia
desde el modelo portugués. “La iglesia
más hermosa de Madrid es una portuguesa de esta época”.
Felipe II hizo
muchas guerras y no tantas negociaciones. Da poder a los señores de la frontera
para que ellos hablen con los del otro lado. Los prelados de Santiago o Ciudad
Rodrigo, los Condes de Lemos y Benavente, el Duque de Medina Sidonia son
algunos de los casos.
Las fronteras
eclesiásticas no coincidían con las políticas. Familias quedan a caballo de los
dos lados de la frontera. El obispo de Coria describe que no hay frontera real
geográfica ni en la fe.
Que terminen los
privilegios de ciertos señores, que se marchen los genoveses son algunas de las
peticiones que hacen los portugueses para reconocer al nuevo rey.
Felipe se traslada a Badajoz, zona de
frontera, y lleva con él la imprenta de Alonso Gómez. Hace octavillas que se
lanzan por las plazas públicas del Alentejo. Hay algunas erratas por no conocer
bien el portugués. En lugar de escribir por la “graça” de Dios pone raza. En otra ocasión, el monarca confunde Vilanova
de Cerveira con Cedeira. Sí era conocedor del francés.
En 1594 un hombre
de Viana, Francisco Rodrigues, solicita en México ser cosmógrafo de Nueva
España, China y Perú. Los habitantes de Buenos Aires negociaban directamente
con Río de Janeiro y Angola para hacer un comercio triangular en el Atlántico
Sur.
En el tema
portugués también hay un contenido turco y relación con Inglaterra y Flandes.
Recordemos que la empresa de la Armada
Invencible partió de Lisboa. Había incluso miedo a que no se reconociese a
Felipe. Eran tres frentes: el de
Galicia, que veían menos importante, el castellano-extremeño y el de Andalucía.
Y temor q que brotasen unas nuevas Comunidades. Con una península cerrada se
evitaban posibles invasiones que penetrasen
desde Portugal. Juan de Silva estudia los puntos donde la Monarquía
Hispánica era más débil.
Antonio Mauriño de
Pazos, clérigo de Pontevedra en la Corte de Madrid, abandonó los rezos por las
armas. Hace buenas observaciones
sobre los vínculos que había en el Miño. Habla del número de vecinos, los
terraplenes, de quien son las propiedades señoriales. ..Uno de los binomios era
Caminha-A Guarda, a dos leguas de distancia. Otro era Monterrei con Chaves y
Braganza. Valença,cercada con una buena muralla sin foso, conectaba con Tui,
con“el monasterio de Santo Domingo fuera de la ciudad”, y Torre de Páramos. Mauriño se queja de que
Galicia había sido desarmada por los que habían gobernado esta tierra. El mismo autor define con sorna a los
portugueses como “ratiños”,palabra habitual en le época; vienen a trabajar a
Galicia en viñas o granjerías.
En 1639 se funda un
Nuevo Portugal.Con el Conde Duque de
Olivares se ejecuta la supresión del Consejo de Portugal. Empieza la guerra, primero en forma de
escaramuza. Los rivales europeos de la Monarquía Hispánica, franceses, ingleses
y holandeses, apoyaron a Portugal.
El Portugal de los
Felipes triunfara en la aristocracia gracias a las mercedes y nombramientos.
Muchos se quedan en Madrid y se siguen considerando portugueses. Son los
Salinas, Alenquer o los Liñares que en América fundan Nuevo Linares. El golpe en 1640 lo dan los hijos pequeños o
segundones.
En la guerra de
1640 hay treguas particulares; es decir, más con la fronteras jurisdiccionales
que estatales. Por ejemplo el municipio de Paymogo, en Huelva, pacta con el de Serpa.
El final es el
Tratado de Lisboa de 1668; se admitía la independencia lusa pese a que ellos habían
nombrado su propio rey desde 1640.
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