La Fundación Pedro
Barrié de la Maza acometió una restauración para frenar el deterioro que sufre
la estructura pétrea y las capas pictóricas del Pórtico de la Gloria. La intervención
en la fachada occidental se debe a los problemas de humedad y filtraciones de
agua que ocasionaba. Con el único
objetivo de conservar intacta esta Biblia en piedra que simboliza el Hades. Las
próximas generaciones tienen derecho a contemplar este legado artístico del
Románico Tardío o Protogótico.
Sólo la arcada
central tiene tímpano. Allí se aprecia la segunda venida de Cristo
descrita por San Juan en el Apocalipsis. El triunfo de la fe sobre el dolor y
la muerte. Jesús enseña las llagas en la palma de sus manos.
Rodean a Cristo los
cuatro evangelistas, que escriben en
pergaminos y estaban decorados en oro. El visionario Juan, de sonrisa
introspectiva, con un águila. A San Mateo no lo rodea ningún animal simbólico.
Lucas, relacionado con el sacrificio, está con un buey. Un león, símbolo del poder,
acompaña a San Marcos. A su vera, los
ángeles portan los instrumentos de la pasión. La columna de fragelación,
la cruz y sus cuatro clavos, la corona de espinas, la lanza que le clavaron en
el costado, el látigo para azotarle y la caña para acerarle el vinagre con su
correspondiente jarra. Los bienaventurados,
con el aura de inocencia de las almas sin pecado, están coronados con la diadema del triunfo.
En la arquivolta
están los veinticuatro ancianos del Apocalipsis.
Los representantes de los pueblos de Israel.
Afinan sus instrumentos para entonar músicas divinas. Portan redomas con perfumes que simbolizan la
oración de los santos. Entre los instrumentos de cuerda que tocan están la
fídula, el salterio o el arpa, tan robusta y portátil como las irlandesas o
bretonas. Los dos viejos que ocupan la posición central se atreven con el
organistrum; uno maneja las teclas del mástil mientras el otro acciona la
manivela.
El Apóstol, sentado en la silla
episcopal, sujeta “el báculo en tau”
propio de los arzobispos compostelanos. Sujeta con la mano derecha una
filacteria en la que se lee “Me envió e Señor” en referencia a su labor
evangelizadora. Transmite la idea de bondad divina tan bien como el Beau Dieu del parteluz de la Catedral de
Amiens, realizado casi cuarenta años más tarde.
En el Parteluz se describe la genealogía
humana de Cristo según la profecía de Isaías. En la columna de mármol o árbol de Jesé están Adán, María y, ya en el
capitel, la Santísima Trinidad.
El pilar derecho del Pórtico, donde se
palpa más el deterioro, corresponde al
Nuevo Testamento. Vemos una elegante coreografía de gestos y miradas entre los
apóstoles más afines a Cristo. San Pedro, con sus llaves, San Pablo, con un
libro abierto, y Santiago mirando a San juan.
En el pilar izquierdo, el del Antiguo
Testamento, están los profetas Moisés, Isaías, Daniel y Jeremías. El visionario Isaías, que aún conserva
abundante policromía, destaca por su contorsión gestual e intensidad expresiva. Según
los expertos, es precursor de la Terribilitá
del Moisés de Miguel Ángel. El célebre
Daniel mira con júbilo hacia una Nueva Era. Su archiconocida sonrisa demuestra
el triunfo de la fe sobre la idolatría. Está inspirado en la reacción del profeta
ante el río Ciro narrado en la Biblia.
La espera en el
infierno por la llegada liberadora del Mesías se esculpió en el arco de la derecha. Incluso
encontramos en la arquivolta inferior a Adán y Eva, desnudos, y a un Cristo
imberbe.
En el arco de la izquierda, el Juicio Final.
Los bustos de Cristo y San Miguel separan elegidos de condenados. Serpientes y
demonios muerden a los pecadores en lenguas y genitales. Uno intenta devorar
sin éxito una empanada pero un reptil, amarrado alrededor del cuello, se lo
impide.
Muy buen artículo! Enhorabuena por el trabajo!
ResponderEliminarGracias chicos!
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