Carrera Pedestre de Santiago 2007

Publicado en El Correo Gallego en la sección de Cartas al director (2-11-2007)

En esta trigésima edición no faltó el apoyo de mamá, la mejor del mundo, con la bandera de mi equipo y la enorme foto de su nieto. ¿Es cierto que un culturista daba color a la prueba haciendo ruiditos con un pato amarillo de goma? En Cruceiro do Galo un aficionado gritaba el número de mujeres que habían pasado; “¡ánimo, eres la cuarenta!”. Seguro que ya han llegado los finísimos morenitos del cuerno de África.

 Al doblar Fonseca y enfilar el Obradoiro lancé mi sprint final para no faltar a la tradición. Apreté los dientes, casi cerrados los ojos.“" No entiendo por qué te matas para arañar unos segundos y adelantar a dos o tres”" dijo mi padre. Calambres, gemelos duros pero mejor registro personal y cuarto de hora sobre el colega, que mi vena competitiva no ha muerto. Sí, por delante quedaron muchos mayores a los que cualquier día le cedo gustosamente mi asiento en el bus pero casi todos ellos enrolados en clubs federados.

   Fresco como una manzana un cuarentón de piernas atléticas comentaba: “"¿Sabes lo que me ha      pasado? Pues empecé unos minutos tarde porque venía en tren desde Zaragoza y atropellamos un jabalí; ¡te lo juro, un jabalí! Y al llegar cogí mi coche y aún tuve que aparcar en el quinto infierno y venir como un loco. Llegué a la meta en cuarenta y ocho pero creo que hubiera bajado de cuarenta.
Bueno, también ayudó la rabia que traía".”

 Volvía, ya de paisano, por la zona vieja y a la altura de Platerías quise cruzar hacia la Conga sin estorbar el fin de carrera de los peques. Silbo a un policía quien me indica que más abajo hay un tránsito donde no molestaría. Hago lo que me dice y ahora es él quien me reclama: "“La próxima vez que usted se dirija a mí no lo haga de esa manera”".