miércoles, 15 de octubre de 2014

Croacia mira al mar

Viaje por el país del Adriático en el verano de 2014

   En Zagreb hay un Museo de las Relaciones Rotas. Amorosas. A sus trabajadores les hará falta terapia pues cierran a las diez y media en verano. El suministro vitamínico diario lo hallará en el Mercado de Dolac.El tejado de la Iglesia de San Marco exhibe los escudos de Croacia, Dalmacia, Eslavonia(no me he equivocado)y Zagreb. El Cementerio Mirogoj substituyó a una decena de camposantos anteriores. Se inauguró muy poco antes del catastrófico incendio de 1880.

   En el litoral pedaletas,hinchables,porterías de waterpolo,submarinos para ver las profundidades… Aún no se inventaron las playas de arena. Calza fanequeras para no molestar a los erizos, auténticos dueños de lo abisal. Si portas tu equipo de snorkel apreciarás un acuario multicolor.

   En la bulliciosa Porec un militar montó una asociación para defender a los gatos callejeros. Una corbata gigante ajedrezada reconoce que fue invento patrio. Los heladeros montan un espectáculo de dudoso malabarismo; Caen Bolas y cucuruchos pero despiertan el interés de los guiris. Pasado el Linski Kanal, fiordo de Istria, aparece la devota Rovinj.  En el Museo Cívico exponen grabados del excéntrico Dalí con sus obsesiones por la religión y el sexo. A reponer fuerzas con cochinillo y mazorca de maíz. Pula levantó estatuas en honor del maestro Joyce y Nicola Tesla, insigne inventor que permanece a la sombra de Edison. Sin soltar una kuna puedes ver bien el anfiteatro romano desde el exterior. Mastodontes hoteles cuidan el ocio de jubilados en Opatija. Piso un suelo estrellado. Me emociona el brillo del bombardero Ivanisevic y Drazen Petrovic, escolta que perdió la vida en un accidente de tráfico en 1993. 


 El Parque Nacional de Plitvička es la gallina de los huevos de oro. Veintipico euros más parking y tentempié. Cataratas, cuevas y lagos. Fauna y flora. No se permite un chapuzón. Los animales autóctonos, acostumbrados a los mimos de foráneos, no se asustan. Ecosistemas adaptables.

 
   Tendidos de la luz azules. Mozas que limpian parabrisas en las gasolineras.  Paisanos se tiran en el arcén.No hacen autostop.Alquilan sus apartamentos.Ninguno aceptará tarjeta de crédito. Zadar sorprende.Cuelgan inciensarios en Santa Anastasia.Me arrodillé ante la inscripción a Santiago Apóstol en la sartén azulada que llaman“Saludo al Sol”.Espejismo. Las olas resuenan en el órgano marino.Noche cerrada. Un flexo de interrogatorio saca al grafitero de penumbra.
   La costa dálmata es una sopa de fideos. Mil islas. Tomo una ración de tiburón en una tasca portuaria de Sibenik. Descubrí Primosten en una postal. Su camposanto mira al Adriático. ¡Cuántos lozanos se marcharon prematuramente! En Trogir las apresuradas motocicletas invaden el carril contrario. Cierran las puertas del bazar subterráneo de Split a medianoche. Escuchar canciones en el Palacio de Diocleciano es una delicia. El estadio del Hadjuk, con una torcida demasiado fiel, se parece a Anoeta.
   El paraíso de Dubrovnik se haya bajo las escaleras. Ángeles descienden en teleférico mientras no se transforma en calabaza. La antigua Ragusa es un marmóreo baluarte flotante. Imponen coronas a los novios en la Iglesia Ortodoxa Serbia. Que San Vlaho les proteja. Artistas callejeros pintan. El sol amenaza con derretir sus cuadros. Un explorador se pavonea con sus loros.Mi camiseta nueva del Mariscal Tito levantó ampollas en algunas capas sociales. Es mi estética, si no le gusta me pongo otra cosa.

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