miércoles, 29 de octubre de 2014

La Modernidad en El Greco

*Conferencia de Juan Manuel Monterroso Montero
en El Ateneo de Santiago (27-10-2014)

 
  Segunda vez que Juan Monterroso visita el Ateneo. Otrora diseccionó el Barroco Compostelano y ahora analizó la aceptación del arte del cretense, cuatro siglos después de su defunción.


   Cuando en 1541 nace Doménikos Theotokópoulos la expresión artística estaba mutando. En 1564 muere Miguel Ángel y en el 76 Tiziano, dos de los grandes maestros del Renacimiento.
   Se forma en el mundo griego de base bizantina. Allí los iconos tienen una evidente funcionalidad religiosa. La imagen no tiene por qué ser realista o naturalista pero sí transmitir devoción.
   Desembarca en Venecia donde conoce a Tintoretto, seguidor de Tiziano que también estilizaba las figuras. La pincelada de El Greco se torna más suelta. Antes hacía un tratamiento especial de los grises y los amarillos intensos pero entran en su paleta los oros, carmines y verdes. Estas tonalidades eran desconocidas en España, salvo en la colección veneciana de Felipe II.
 
   En Roma tuvo la osadía de decirle al Papa que quería cambiar los frescos de la Capilla Sixtina. Al llegar a España busca cobijo en la Corte Filipina. Además de pintura veneciana, había obras flamencas. Pero ya imperaba la sobriedad. El Martirio de San Mauricio es demasiado manierista para el gusto del monarca. Prefirió a Juan Pantoja de la Cruz como pintor de cámara.

   En Toledo la ideología dominante es próxima a El Greco. Se respira el aroma de la Contrarreforma, el Concilio de Trento y los poemas de Santa Teresa. Se busca emocionar al fiel con una pintura simbólica. Su clientela llega de ámbitos conventuales, donde la mística casaba mejor.
 

 
 
 En su madurez va, al igual que Goya, abandonando las normas. Sus contornos se difuminan y el tratamiento de la luz es a fogonazos. La Adoración de los Pastores es un tratado de teología.
   Al morir no deja escuela. Su hijo Jorge Manuel no heredó todas sus cualidades. Su discípulo Tristán evoluciona hacia el tenebrismo, que a partir de 1620 triunfa con Zurbarán y Velázquez. 
   Decían que obras de sus pupilos, de peor categoría,eran de su autoría.Creían que sus figuras eran deformes a causa de un problema visual.Cae en descrédito desde mitad del XVII  hasta fin del XIX.Una travesía en el desierto.Gómez-Moreno ya lo valora en sus catálogos. Los simbolistas e impresionistas redescubren su pincelada suelta,que anuncia la llegada del expresionismo. 



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