viernes, 11 de octubre de 2013

Ying Yang

Manchester City 1-1 Real Madrid  (Liguilla de Champions 21-11-2012)
Goles de Benzema y Sergio Agüero

Di María es un tipo solidario.Un galgo.Mortal cuando ajusta el punto de mira. Puso un centro milimétrico que Benzema, libre de marca, no desaprovechó. A Karim no le asusta la Champions ni el City. Cristiano se despertó solidario. Caído en banda izquierda se convirtió en el principal asistente de Khedira que se descolgaba con asiduidad. Pero ni entró la vaselina de Dormunt ni Sami supo poner la guinda a su demostración de potencia;pateó el césped poniendo en evidencia sus limitaciones técnicas. Una estampida de bisontes.Un correcalles para el goce de los sentidos.Hasta que el City puso el torniquete.

Cambiaron las tornas. El City necesitaba dos goles. Un soplido de espíritu y el Etihad comenzó a rugir. Silva, con estrella de sheriff, empezó a presumir de talento. Mancini canjeó a un invisible Nasri por Tévez,a quien se le pasó el arroz.

Un centro envenenado de Maicon lo ejecutó Agüero con el interior en el mismo hábitat que el día de su mano de Dios. Iker tuvo un pálpito y la repelió con el corazón.Se respiró un aroma a Glasgow.

El colegiado no tuvo valor para pitar un empujón de Javi García sobre Cristiano en el área de Hart. En cambio se quitó de la chistera otro mucho más riguroso. El forcejeo de Arbeloa y Agüero no merecía castigo. El espartano fue eliminado. Sólo desde los once metros pudo Sergio hipnotizar a Iker. Ciudadano Kun.El aliño justo para la vendetta de la remontada del Bernabéu. Rocchi tenía cuentas pendientes con Mou, que tiritó cuando vio la tablilla del añadido. Los empujones de Kompany y los cartones de Zabaleta, los hombres escoba, eran indultados. Luego se hizo el sueco cuando Xabi narcotizaba cada falta a favor y perdonó a Pepe la tarjeta que buscaba con fe para arañar unos segundos. Segundos tras tres partidos sin saborear el éxito. No parece un gran logro. Pero peor le va a los millonarios que se despiden de la orejona, y tal vez de la Europa League, sin haber ganado aún un mísero encuentro.

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