martes, 6 de julio de 2021

Regreso a los noventa

1ª Semifinal de la Eurocopa 2021

Italia 1-1 España (goles de Chiesa y Morata)

Pasa la Azzurra por penaltis 

*Fotos de la galería de El País


   Rafaella se marchó la víspera. Se daban la mano sus dos amores del sur. Ellos venían sin Spinazzola, carrilero revelación, pero nosotros sin la magia de Sarabia. Que no es poco.

   Cuando vimos despejar a Unai dos veces en largo sabíamos que esto no era una pachanga. Se le encomendó que jugase adelantado. Se despejó la duda, el esférico lo tenía la medular hispana. Jorginho, ancla y chaqué, no se veía ni en la repetición. Pedri, bandera del estilo, dejó solo a Oyarzabal que falló el control. Olmo, falso nueve con talento y movilidad, fabricó ocasiones. 


  
El balón entró en la coctelera. Más divertido. Peor para España. Se deslizó sobre el césped el hijo de Enrico hasta la bandera del green. Alguno se dejó así media rodilla.


Pudo nivelar la Blanca con un cabezazo de Oyarzabal tras un centro espléndido de Koke. También el arquero vitoriano se lució bajando rodilla en lugar de abrir las piernas. Lucho aliñó juntos a Rodri con Busquets. Pero la salida del juego era lenta por la presión azul. Una pared de sala con Olmo dejó solo a Morata que sorprendió a Donarumma al palo corto. Con la pierna de Maradona, como ante Croacia. Doce más uno.


   Cuando el balón rodó hasta el brazo de Chiellini, penalti solo en LaLiga, partió una contra para Chiesa.  Como cuando Salinas se convirtió en rana y el de coleta en príncipe. Pero estaban las alas con viento a favor del nieto de Gento. 

   España caminó a su tercera prórroga. Tuvo pelota pero faltaron alfileres. Pasó desapercibido un agarrón a Eric García en zona roja.  Italia esperó, no asustó mucho salvo una transición borrada por el talón de Pau Torres.

   Los penaltis no son lotería. Son portero, pegada y, sobre todo,tranquilidad. Durante el sorteo Chiellini se puso a abrazar a Alba,que no alteró su gesto concentrado, para mostrar una tranquilidad impostada. Falló el suyo Olmo y no aprovechó la errata de Locatelli.  Thiago y Jorginho tiraron como si patearan una pelota de terciopelo con un hijo de portero en el jardín de su casa. Morata no tiene estrella. Por nervios, ansiedad o miedo al éxito siempre se le cae la montaña de naipes en la última carta. Pero un penalti lo falla cualquiera. Cualquiera que se atreva.