jueves, 24 de octubre de 2013

Los abrazos de Chiellini

Real Madrid 2-1 Juventus de Turín  (Ronaldo II; Fernando Llorente)
Liguilla de Champions, 23-10-2013



   El zaguero toscano fue el mejor aliado del equipo de Ancelotti. Hizo llave de kárate a Ramos en una acción intrascendente. Y con toda la segunda parte por jugarse volvió a sacar sus brazos a pasear.  El hombre de Vitruvio no debió ver roja directa pero iría de todos modos a la ducha. 

   Iker hizo una estética  palomita a disparo de Marchisio;ninguno de los dos sería protagonista.       Di María está en su punto exacto de cocción. Desatascó el partido en el minuto cuatro con una fina asistencia que rompió toda la línea defensiva. Cristiano dribló a Buffon como si fuese un cono y abrió la lata. Se desquitó con rabia de su desacierto el sábado ante Caballero.

   La Juve se fue a por el empate. La verticalidad de Tévez encontraba complemento en el juego de espaldas de Llorente. El de Rincón de Soto entristecería al público que una vez lo ovacionó. Un centro pasadísimo de Martín Cáceres lo remató Pogba e Iker repelió como pudo pero allí estaba la caña del chico de ojos azules. Deshizo en nada las tablas el gol de penalti de Ronaldo. Raro es que perdonara el de Funchal una jugada bien trenzada que brotó de un robo de Illarra. 
 

   El Bernabéu actuó de jurado popular en el segundo acto. Con paladar exquisito despidió a Andrea Pirlo. Y encontró más motivos, amén de su sangre de chufa, para un silbido inquisitorial sobre Benzema. El galo pifió un remate a un metro de gol tras un pase de la muerte de Arbeloa.

   La jugada cómica la protagonizó Vidal al arrancar un terrón del césped y reclamar airadamente pena máxima. Con este Pitbull y Medel será misión casi imposible rebasar indemne la medular chilena en el Mundial. Entró Bale y casi vuelve a comerse otra valla publicitaria. Khedira, cazado de forma sistemática, debió ajusticiar pero su vaselina fue apenas una caricia. 

   Dos balones llovidos a la espalda de Arbeola e Isco pudieron hacer mucha pupa a un Madrid sin tensión. Vidal, con los músculos como gemas, rebañaba cueros a lo largo del prado. Los aficionados fruncieron el ceño. Madrid y Barça dejan serias dudas antes de medir sus fuerzas.

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