domingo, 18 de diciembre de 2022

A pasión no os gana nadie

Crónica de la final el Mundial de Qatar 2022

Argentina 3-3 Francia

Goles de Messi (2), Di María y triprete de Mbappé

Los sudamericanos levantan el trofeo al vencer en los penaltis (4-2)

*Fotos de la galería de El País


   En Lusail se repartía la tercera estrella. El partido que pudo darse en octavos fue el mejor regalo de Navidad.La albiceleste salió con un estado de agitación óptimo.Julián es una araña,un toro,la versión 2.0 de Tévez. Enzo con carisma y calidad en el pivote. Francia estaba desconocida, sin cafeína.  Theo perdía balones.Sólo aprobó Upamecano.Por ganarle dos duelos a Leo. Dembelé,si no sabes torear pa que te metes,empujó al Fideo.Messi aprovechó el presente. 

Mac Allister,el todoterreno altruista, cedió al Fideo que batió a Lloris. Ese golpeo con bote pronto contra el piso, de billar, se lo enseñó Özil. Cinco minutos antes del recreo Deschamps abrió la baraja. Castigó a Dembele y sacrificó a Giroud.

   Sorprendió la permuta de un inspiradísimo Di María por Acuña. Muy tocado tenía que estar.  Y presenciamos una de ciencia ficción, el entregado sheriff De Paul recibió mucho más de lo que pegó. El día más gris de Griezmann acabó en el banco.Camavinga al lateral y Coman libertad para encarar. Los bleus comenzaron a empujar pero sin morder. Un penal que pesó lo mismo que el otro para abrir la esperanza. Otamendi a Muani.  Kylian ejecutó fuerte, sin esperar a que el arquero se venciese. Resurrección. 


Donatello levitó; conectó una volea que otro hubiera mandado al Golfo Pérsico. Marciniak, atinadísimo, vio que Thuram fingía. Leo quiso acabar con todo pero su durísimo chut salió centrado.


  
Tiempo suplementario. Fofana demostró su poderío físico pero Argentina se levantó de la lona. Romero le dejó los tacos a Mbappé que no se resintió. Montiel pudo anotar con la patada voladora de McManaman. Ya en la 2ª parte Leo complicó a Lloris buscando la base de poste. Y aprovechó un rechace del meta a chut de Lautaro que Koundé no pudo remediar. El reloj del polaco puso justicia.

   Varane se rompió y Konaté ya estaba presto para ingresar. Paredes,no satisfecho con la que montó ante Países Bajos,cazó a Camavinga. Mbappé sacó otro conejo de la chistera. Chutó a romper y la zamorana de Montiel puso el corazón del mundo en la batidora.A dentro.

 El 10 galo puso un centro que Muani no llegó por nada. Como el gol que reclamó Cristiano. Y para dibujar el clímax el mismo ariete del Eintrach se encontró con el espagat milagroso de Emiliano.  Esa pierna izquierda va directa al museo.

   A los 11metros. Las estrellas chutan primero.  Kylian apostó por su lado fetiche. Leo la acarició. El Dibu, agigantado, puso el pecho caliente al tiro de Coman. Y Tchouaméni ya no sabía por que resquicio meterla.  Montiel bajó de la cruz para meter el último.  Lionel sube al Olimpo de Diego. Ahora sí.




domingo, 4 de diciembre de 2022

Montenegro, mar azul

 

Un viaje por cuatro pueblos de la costa del Adriático


   Trescientos kilómetros de litoral que fueron alabados por Lord Byron. Con precios algo menos asequibles que los países vecinos. Los gatos están acostumbrados a los turistas, los menudos son muy solicitados. Uno me golpea la entrepierna por no compartir mis viandas.

   El bus rueda a poca velocidad y no se marea tras una emboscada con curvas de herradura. Nos suelta en el arcén. Desciendo por escaleras hasta llegar a Perast, emplazamiento precioso para celebrar mi cumpleaños. Una romántica aldea con palacetes e iglesias barrocas donde la torre afilada de San Nicolás se cuela en todas las fotos. Si no reservas olvídate de conseguir mesa en el restaurante fino desde las ocho de la noche. 


   La entrada a la estrechísima playa es por el Bar Pirata. Cuando pasa un barco nos regala olas. Un chico lee en voz alta a su novia que escucha recostada sobre su torso, al cabo de un tiempo cambian los papeles.  También hay muellecitos para tomar un baño de forma casi privada.  Casi accesibles a nado dos islotes, San Jorge y Nuestra Señora de las Rocas.


   En la montaña hay varios focos pequeños de fuego. El camarero cree que se deben a una descarga eléctrica. La lluvia fina salvó a Gaia. Por la mañana aún olía a humo.

   Llegué a Kotor justo cuando había terminado el Carnaval de Verano. La cuidada zona monumental, casi un triángulo perfecto, recuerda a Dubrovnik. Me pego un chapuzón.Un chico noruego lee un libro de Jack Reader; coincidimos ambos en nuestras novelas por el capítulo 11 y la página ochenta y pico.

 




   Cobran ocho euros por subir a las fortificaciones de la ladera. A media ascensión, la Iglesia de Nuestra Señora de la Salud.En el templo abandonado oigo un ruido. Son murciélagos jugueteando en el techo. No quieren mi sangre. En la fortaleza ilírica de San Juan me siento como un sherpa ante la bandera montenegrina. Una panorámica espectacular del único fiordo de la Europa meridional. Aunque muchos expertos opinan que es el cañón de un río extinto y la bahía son los restos del cráter de un volcán.   Siempre con un crucero atracado respirando belleza.


 

   Si te gusta el sosiego Budva no es tu lugar. La playa está ajetreada pese a que la jornada está nublada. No coge un alfiler. La música disco invade el ambiente a media tarde. Un mundo capitalista y recreativo donde puedes comprar casi todo.  Helados, comida rápida, tatuajes de henna, cochecitos para los niños… El paseo es una pasarela de cuerpos en traje de baño. Vigilados por grúas, hay muchos altos inmuebles a medio construir. El curso del antiguo riachuelo se ha convertido en un aparcamiento.

 


   En el casco viejo la iglesia más destacada es San Iván, templo gótico también conocido como Juan Bautista. Unas niñas ordenan con mimo unas conchas para venderlas a los turistas.


   En el sendero hacia la Playa Mogren una bailarina solitaria danza sobre los peñascos. Cuenta la leyenda que espera por un marinero que jamás regresó. El muelle de San Blas.  Atrás la Sveti Nikola, isla que parece un pecio a medio sumergir.

   Al norte, casi furtivo, el Monasterio Podmaine que guarda unos interesantes frescos.  Junto a la estación, el lujoso Hotel Mercur tiene tortugas pastando en un césped impecable.


   Camino de Albania. Ulcinj ya se ve más árabe. Mezquitas, zocos y velos.  Se escuchan las llamadas a la oración. Menos gente se defiende en inglés. Cuentan con orgullo que el manco de Lepanto pasó aquí cautiverio. El anfitrión de la pensión me cuenta que elabora piezas con madera de olivo. 



La zona vieja está muy apagadita. Tenía volcadas muchas expectativas en en el Restaurante del Pescador pero los mejillones son los nietos de los gallegos.  

   Los pubs se arremolinan abrazando a la Playa Pequeña. La arena oscura tiñe el color del agua turbia. La Playa Liman es mucho más acogedora dado su intrincado acceso. El mar es más cristalino.  ¡Qué torpe soy caminando sobre guijarros!


 En la cercana iglesia de San Nikolas, con un cementerio anexo con vistas, los monjes venden sal marina y aceite de lavanda.