miércoles, 8 de noviembre de 2017

Las heroínas de Verdi


*Conferencia de Arturo Reverter (divulgador musical)
 y Victoria Stapells (investigadora del Archivo de Indias)

*Organizada por Asociación de Amigos de la Ópera de Santiago

*Sala Rahid, Hotel Araguaney (6-XI-2017)


   Gilda estaba sometida por Rigoletto, su padre, a una claustrofóbica vida doméstica. Apenas podía salir a misa. Allí fija su mirada en El Duque, que le engaña diciendo que es un estudiante.   Éste consigue sobornar a Giovanna, la doncella, para entrar en la morada de la joven. Gilda cae en ensoñación tras el encuentro carnal.Se siente mujer.Hay estudiosos que debaten si fue seducida o violada.Pero en el tercer acto El Duque no es capaz de resistirse a los flirteos de Maddalena. Gilda,pese a ser engañada, prefiere morir para salvar a su despreciable amado. Se disfraza de mendigo y es apuñalada por el sicario Sparafucile en el clímax de una noche de tormenta. No se siente víctima. Demuestra su valentía y grandeza moral. Rigoletto recibe el saco con el cuerpo agonizante que iba a arrojar al río. Cuando descubre que es su hija se derrumba.


   Otra de las damas de Verdi es Violetta. Fue representada muchas veces por Maria Callas. Recibe el título de La Traviata,en alusión a una mujer descarriada.El compositor había vivido unos años en París donde conoce los entresijos de la sociedad francesa. Aborda la prostitución y la tuberculosis, enfermedad que para él no provocaba una muerte romántica. Se basa en una novela y obra teatral de Alejandro Dumas hijo. "Acaba lo que Macbeth ha comenzado”. En el primer acto la enfermedad, el mal, ya está presente. Violetta ofrece una fiesta pero se siente indispuesta. Alfredo se le declara. Ella tiene dudas pero prefiere seguir con su vida alegre de cortesana.  En el segundo acto se retira al campo, símbolo del alejamiento de los excesos. Vende sus muebles y caballos para mantener su estilo de vida. Germont, padre de su nuevo amante, la repudia para que no manche el nombre de la familia. Lúcida y sobria, decide abandonar a Alfredo. Ahora es una dama generosa. Vuelve a la ciudad. París y la enfermedad le consumen. Escucha el carnaval desde su ventana. Germont le envía una carta de disculpa, anunciando que la van a visitar.   “La tumba es el confín de todos los humanos. Ninguna cruz, ninguna flor, cubrirá mis huesos”. Su muerte es conmovedora. No hay patetismo. Su amor es positivo, no posesivo.

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