viernes, 12 de febrero de 2016

Cómo sobrevivir a una nevera vacía


Ponencia y Show Cooking de Luis Veira durante el Festival Compostela Gastronómica.                    Salón de Actos del Colegio Mayor San Agustín  (22-9-2014)


   Luis Veira promete divertirnos con una “historia canalla e informal”. Antes, promociona su restaurante. El que en noviembre de 2015 ha revalidado su Estrella Michelin. Apunten. Árbore da Veira. Caben veinticinco personas y son doce en plantilla. “Tenemos dos menús degustación”.  Ese pequeño imperio de los sentidos lo ha montado ese niño que estudió en la Escuela de Hostelería de Santiago.   Ese chico que se zampó tantos macarrones con atún y tomate.

   Nos propone cuatro menús originales cuando tenemos “la nevera haciendo eco”. Supusieron un desembolso mínimo, treinta euros. Los platos de Ikea sólo costaron cincuenta céntimos.

   Para preparar la compota cortamos la manzana, espolvoreamos canela y ponemos una puntita de mantequilla. Se puede rallar lima y añadir aceite y pimienta. Se tapa con papel film y se mete tres minutos en el micro, “el gran invento del estudiante”. Luego se pasaría por la batidora.

   Resaca brutal de domingo. “Te levantas a las tres y aún es mañana. A mí me apetecen cosas grasientas como hamburguesas o pizzas.” En el público proponen hacer un pollo al curry. El chef diseñó un menú para combatir ese momento. La tortilla de patatas lleva tres huevos y patatas de bolsa.  Como guarnición navajas aliñadas con sopa de lichis y hojas de menta.

   Tituló a la tercera propuesta “Canguro por un día”. “Mi hermano me dejaba a sus hijos”. Para preparar el cóctel San Francisco mezcló zumos de naranja, melocotón y piña y añadió granadina. “Mejor presentarlo en copa que en el vaso de nocilla”. Curiosamente se las ingenió para preparar este dulce de un modo casero.  Muy fácil. Chocolate derretido más nata y crema de cacahuete. Le encanta ese fruto seco. “Se me ve en el cuerpo”. Y ya sólo tenemos que untar la crema en un pan de leche.

   La última ocurrencia la bautizó como “Final Feliz”. El comensal sería la persona a la que hemos conocido una velada.  La sobremesa constaría de gelatina con frutos rojos y pétalos de rosa natural.  Sabía que con “ese factor sorpresa la noche iba a terminar bien”.

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