lunes, 8 de febrero de 2016

Carol y Therese

Crítica de la película Carol
Nominada a 6 Premios Óscar
Interpretada por Cate Blanchett y Rooney Mara


   Adaptación al cine de una novela de Patricia Highsmith. No policiaca esta vez. Ambientada en los cincuenta.Eisenhower promete poner fin a la Guerra de Corea.Los caballeros lucen brillantina y las damas sujetadores cono.  Se cuenta un amor furtivo entre dos mujeres. Podría ser hoy.

   Therese es bonita, tímida y educada. Confinada en su empleo de dependiente. La Navidad la inventó El Corte Inglés.  Con ciertas estrecheces económicas. Comparte taxi para ahorrar. De niña le entusiasmaban los trenes eléctricos. Ahora le chifla la música y tiene talento para la fotografía. Su novio planea un crucero a Francia para el siguiente verano. Le ha pedido matrimonio pero no la escucha con mimo.  Le preocupa más su bicicleta. El corazón de ella no palpita por él.  Se describen en Richard algunos trazos homófobos. Cree que alguien se puede enamorar de uno de su mismo sexo si “tiene alguna razón en el pasado”.   

   Carol es ricachona y madura. Con la piel cuarteada. Vive un momento delicado. Se está divorciando de Harge. Tiene chófer, criada y todas las comodidades. Pasión no. Fuma para matar el nervio.  Está harta de comer gelatina de tomate en casa de sus suegros. Tuvo un romance hace años con Abby; la madrina de la niña es ahora su confidente. Tiene “la mirada puesta en una pelirroja como Rita Hayworth”. Carol se tiene que separar de su hija por Pascua. No la acompaña “para que el elfo de Santa Claus no entregue sus regalos a otra niña”. Dolor en las entrañas.

   Carol necesita huir del desencanto. Y se lanza a la conquista del Oeste. Manta y asfalto. De copiloto casi una colegiada. Una Lolita. Descansando en moteles de carretera. Primero duermen en cuartos separados.  El día que comparten la suite presidencial celebran su primera cita íntima.Beben y se untan perfume en las muñecas. En año nuevo se consuma su amor en Waterloo. Con la luz encendida. Sin sabores amargos. Pero un detective las descubre y sesga su aventura a más de mil millas de casa.  “Nos habrían encontrado de un modo u otro. No puede haber ningún contacto entre nosotras. Lo daría todo por verte feliz. Hago lo único que puedo. Te libero”.  El abogado de su ex marido solicita la custodia de Rindy sólo para el progenitor. Le reprueban su conducta por una “cláusula moral”. Ella, desesperada, se conforma con poder visitar a su pequeña en cualquier momento.  La fuerzan a acudir a un psicoterapeuta.  Tendrá que ponerse a trabajar. Volver a empezar.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario