Crónica del Manchester United 1-2 Sevilla (en la ida 0-0 en el Pizjuán)
Los de Montella entran en el bombo de cuartos de la Champions
Los de Montella entran en el bombo de cuartos de la Champions
No daba un euro por
el Sevilla. El año pasado en octavos parecía fácil el Leicester y hubo relajación,
puntos fatídicos, Schmeichel y Vardy. Dos estilos hoy. Unos cuerpos aptos para jugar
en la pintura,Valencia casi más para el rugby, y otros con genética de
jockey. Unos apostando por el juego
directo, incluso desde saque del arquero, y otros por fútbol control. Ambos con
ambición, alegría y buscando portería. Muy vistoso. Sin ralentí. Sin faltas,
sin posesiones estériles. El punto de mira hispalense estaba en el segundo
anfiteatro. Rico intervino en escena dos
veces pero muy relevantes en la trama. Un
chut a romper de Fellaini y uno cruzado de Lingard.
Banega le dejó los
tacos a Alexis para marcar territorio. Como si quisiese vengar las dos últimas
Copas América. Maravilla estuvo menos
decisivo de lo esperado y Éver hoy no cortó el cable rojo. El Mudo, que venía
de una mudanza, se hinchaba a regalar pelotas.
Entraba la
eliminatoria en los minutos del respeto.Ben Yedder salió con el laurel en la
cabeza. Aprovechó un pase de tiralíneas de Sarabia para batir a De Gea en
paralelo. Era un gol de los que dicen doble. Pero por si acaso hizo otro. Sigue
funcionando la jugada de las focas que patentó el Buitre en el Mundial de
México. Peinó Correa sin que nadie se preocupase por él y el francés hizo los
deberes. El portero de España se escurría sin echarle el guante a la rana.
Salieron Mata y
Martial como naipes de Joker. El asturiano, en un país de gigantes, no pudo
jugar a asociarse.Tuvo que cerrar y correr a tapar un gruyére con las manos
vendadas.Mientras N´Zonzi disfrutaba manteniendo un tempo parsimonioso.Lukaku
entró cual tifón y Mercado no pudo ni estorbarle.La única vez que el belga no
tenía la sombra blanca de Lenglet. Clément fue, de largo, el hombre más
determinante del martes 13. Y casi lo redondea con un cabezazo a gol.
Pocos ingleses
creyeron en el milagro. Faltaban dos mordiscos. Pero los diablos tuvieron orgullo y no
bajaron el colmillo. Es de elogiar. Tarjetas ingenuas para Correa y Sarabia. A
ver si luego nos arrepentimos. Wissam pudo llevarse el balón firmado pero pensó
demasiado y el de la coleta de torero sacó un pie. Se oían los olés a los llegados desde la
Giralda.
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