lunes, 19 de marzo de 2018

Asechanzas a los peregrinos

*Ponencia que realizó José Carro Otero en el Hostal de los Reyes Católicos
durante el Ciclo ¿A dónde vas, peregrino?
Organizado por la Archicofradía del Apóstol



   Reconoce Carro Otero, comisario del Xacobeo 93, que entonces hubo un intento de violación a una monja. Se decidió ocultar la noticia para evitar alarmismos.

   Una de las fuentes investigadas son los informes portazgueros. Como curiosidad, a los Sumos Sacerdotes se les llama Pontífices pues son hacedores de puentes hacia la Divinidad.

   Los peregrinos deberían están exentos  del pago en los puentes. Pero les hacían pagar abusivamente. Incluso a veces le pegaban y coaccionaban. En Saint-Jean-Pied-de-Port, paso de montañas del Pirineo, les amenazaban con dardos y azagayas.  El Calixtino  culpa a los señores de esos lugares por permitir esas malas praxis.
   Este mismo códice ya daba consejos de como cruzar un río con un caballo. En el Libro V se habla de “ímpíos vascos y navarros”. Algunos de ellos robaban, vejaban a los romeros, los colgaban a cuatro patas e incluso llegaban a asesinarlos.

   Tirso de Molina recoge casos de violaciones en La romera a Santiago. Ridiculizaban a alguien de menor rango de modo prepotente. Hay una coda ejemplarizante. Empleaban el escarmiento como castigo.
   Se documentaron agresiones de perros adiestrados,lobos, serpientes,basiliscos,insectos pon-zoñosos…   El báculo servía de protección ante canes, símbolo de tentación, y lobos, el pecado.
   Los perturbados suelen actuar sobre los que van solos. Era recomendable ir en grupo para aportar mutuo apoyo en casos de lesión, caída por un precipicio… 

   Hay casos de violencia de género, a veces frustrados. Incluso uno cometido por una mujer hacia un hombre en Toulouse en el 1090. En ciertos mesones había prostitución.

   “El Camino de Santiago no debería ser fijo. Solo hay dos puntos claros: la salida en tu casa y la meta en la tumba de Santiago. Finisterre ni siquiera es el fin del mundo conocido sino que lo es el Cabo de Roca.   En Fisterra no hubo culto cristiano, sino solar mediante el “ara solis”. Querían que no se apagase y hacían hogueras para que el Sol se mantuviese activo.
   Nicola Albani fue un peregrino italiano que vino dos veces a mitad del XVIII. Reprodujo la frase “quien no ve Lisboa no ve cosa buena”; allí había agencias comerciales italianas que al final lo llevan de regreso.    Antes, en Redondela le quiso abordar una peregrina. Bajando hacia Ponte de Lima sufrió una tentativa de robo con violencia. Era un bandolero peligrosísimo con espada. Él mismo contó a las autoridades la hazaña; le aconsejaron que huyera rápido y hasta le prestan una mula. 
 
   También hubo envenenamientos a cargo de malos hospederos. Así se apropiaban de sus pertenencias. No había medios de comunicación para denunciar y propagar la noticia.

   Curiosa es la agresión de un peregrino a sí mismo Aparece en el Milagro 17. El caballero Isberto, peletero de profesión, venía de Lyon.   Era un solterón de vida casta que venía cada año a Compostela. En su último viaje viene en grupo; se le aparece el demonio con forma del Apóstol durante un sueño; le dijo que estaba en pecado por haber fornicado con una mujer. Para expiar sus culpas debía amputarse los genitales. Bajo esta sugestión coge el cuchillo y se lo clava en el pecho. Sus compañeros escaparon pensando que los podían acusar a ellos.  Cuando ya se daba por muerto resucita y enseñó sus cicatrices.

   No era poca la picaresca en las posadas. Les cobraban abusivamente, les daban carne o pescado de mala calidad o le deban a probar vino bueno y luego se lo cambiaban por el malo. No le servían agua para cobrarle el vino.  Estos caldos bebidos en exceso provocan lujuria, incitan a la violencia y a decir tonterías. Les emborrachaban para robarles. Metían objetos de valor junto a sus pertenencias para luego acusarlos de hurto.  

   El área comercial de Compostela era en la Plaza de Azabachería. Compraban velas para hacer ofrendas y se las daban alteradas. Adquirían telas para su indumentaria. En el cuero les daban “gato por liebre” diciendo que era de ciervo.   En Platerías vendían especies y hierbas medicinales: romero, hierba luisa, laurel…  Los médicos falseaban las recetas…  

   Los cambistas podían darles falsa moneda. A veces estaban machacadas porque le quitaban metal pero no extrañaba porque eran siempre piezas irregulares. Hubo compostelanos avergonzados que crearon la Comitiva de los Cambiadores para que los cambios fuesen justos.

   A un falso penitenciero le pedían que encargase un número de misas y se las cobraba él. “Hay muy pocas cosas nuevas bajo el sol”.

   En conclusión, primaba la codicia. ”Se apagaban los sentimientos del alma sin tener en consideración a los demás”. El ser humano es capaz de los actos más abyectos.  Dijo San Pablo “el que sirve al altar debe vivir del altar”.  Por tanto, el que realiza una actividad debe cobrar por ella pero con buen servicio, calidad y precio.


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