*Pablo Sánchez León da una nueva vuelta de tuerca a la Guerra Civil.
*Conferencia en la Facultad de Historia de la USC (26-I-2018)
Manuel Azaña quería evitar prolongar la
guerra más de lo debido. El que fuera presidente de la II República habló al
cumplirse dos años de conflicto de Paz,
piedad y perdón. Así se dirigía en un discurso en la Ciudad Condal a todos,
en especial al invasor y a la autoridad religiosa.
Puede ser
equivocado llamarle Guerra Civil como categoría. Julián Casanova la denominó Incivil.Ya se denominara Guerra Civil
a otros sucesos como la Restauración y otros procesos electorales. Durante el
conflicto del 36 los Nacionales se referían a sus rivales como hordas
marxistas o AntiEspaña. Los perpetradores miran al enemigo como seres
inferiores y bestias, los animalizan y cosifican.Los republicanos llegan a
hablar de II Guerra de Independencia.Hasta enero del 39 muchos no reconocen
siquiera que hay guerra para quitarle autoridad al enemigo.
Los nazis creían
que los judíos eran infrahumanos. Los veían como un pueblo que no fabrica nada,
sólo se dedicaban a transmitir riqueza. La primera ley de Hitler fue la de
protección animal. Afirmaban que la
civilización ha de volver a la naturaleza. Los animales nunca matan
gratuitamente. Por ello ven a los judíos como seres terroríficos pues hacen
sacrificios rituales.
Alemania, Italia y
Portugal arrancan sus regímenes totalitarios sin haber una Guerra Civil. David
Armitage, profesor británico de Harvard, estudió las guerras civiles desde
la antigüedad hasta hoy. Todas guardan un elemento en común, siempre quieren
acabar con un experimento democrático y suelen ser golpes de estado,
triunfantes o fallidos.
Más destructiva
que la española fue la Guerra de Corea, donde en un escenario anticolonial
hubo 2 millones de bajas. Pero es
extraño que tanto tiempo después todavía haya 114000 personas desaparecidas en
fosas comunes. Emilio Silva es uno
de los mayores activistas en la porfía por recuperar la memoria histórica de
esta gente. “Creo que es más que una Guerra Civil” defiende con contundencia
Pablo Sánchez León. En un genocidio nunca se tienen en cuenta los conflictos
en clave ideológica,como ocurrió en España. Aquí no hay represión hacia
minorías étnicas. Es una población homogénea en lo cultural, confesional e
histórico. “Las razas no existen pero
la gente mata en su nombre”.
En nuestro país se
dio un caso anómalo. “Son tres guerras en una”. Fue una Conquista Colonial
Civilizatoria, como la de los nazis en la Europa del Este o la colonización
africana.
La española fue una
Guerra Santa,incluso autodenominada
como Cruzada. Esa propaganda franquista le sirvió para legitimarse. En esta lógica cuando se dio la victoria no
tenía sentido aniquilar, había que convertir al vencido. En esa línea escribe José María Pemán El poema de la Bestia y el Ángel. Y autores como Ramiro de Maeztu
hablan de contubernio judío masónico.
En España es
transcendental lo ideológico.El doctor Antonio Vallejo-Nájera
experimentó sobre el gen rojo.Se fija solo en mujeres porque ellas lo transmitirían
a las nuevas generaciones.
Carl Schmitt distingue entre amigo y
enemigo. Mi identidad se mide en no reconocer a otro bajo ningún concepto. La identidad no se mide en lo que quieres ser
sino en lo que te reconozcan los demás.
Veamos como la ciencia
puede convertirse en un factor esencial.Los nazis ocuparon Ucrania cuando se
dirigían a Stalingrado. Lo primero que hacían era matar a los líderes políticos
para infundir temor. Se toparon con unos
judíos arios y antisoviéticos. Eran unos 10.000 soldados, una cantidad nada
desdeñable para contar con ellos gratis. Era integrarlos o matarlos. Llaman a
Berlín para que allí decidan que decisión tomar. La respuesta fue contundente.
Al ser judíos no puede haber remilgos sobre ellos.
Koselleck afirma que hay conceptos para
definir a los demás que uno nunca asumiría. Civilizados frente a bárbaros.
Creyentes versus ateos. Son contraconceptos asimétricos. Teoriza que la ciencia
permite también una confrontación entre humano y no humano. Olvida un antagonismo
más, plebe contra pueblo.
Podríamos estudiar
otra dualidad, exterministas y esclavistas.
Algunos alemanes no querían matar a los judíos pues sabían que eran
importantes como mano de obra. El esclavo no tiene acceso a los referentes de
identidad, sólo lo que el amo decida para él.
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