*Auschwitz en el Centro de Exposiciones Arte Canal
*Para dar luz a este artículo resulta muy interesante el visionado de la película, El Hijo de Saúl
Si escribiese sobre este largometraje húngaro de ritmo lento lo titularía "Salvar a un muerto"
Allí se reflejan las condiciones de vida de los sonderkommandos, las fotos secretas que hicieron de la incineración de cadáveres y su motín tras conseguir pólvora de un grupo de mujeres cómplices.
*Para dar luz a este artículo resulta muy interesante el visionado de la película, El Hijo de Saúl
Si escribiese sobre este largometraje húngaro de ritmo lento lo titularía "Salvar a un muerto"
Allí se reflejan las condiciones de vida de los sonderkommandos, las fotos secretas que hicieron de la incineración de cadáveres y su motín tras conseguir pólvora de un grupo de mujeres cómplices.
La factoría de la
muerte.La guinda de la Solución Final. 1.300.000 inocentes fueron conducidos a
Auschwitz. Más de un millón eran judíos. La mayoría no fueron ni registrados. Incluso
se instaló un ramal ferroviario propio desde mayo del 44. Un boca que todo lo
engullía. Hubo más asesinados pero también más supervivientes que en ningún
otro campo.
Llegaban hasta 5000
pasajeros por tren. Sólo sabían que iban a ser realojados en el este.En el
andén hacían dos filas. Una para varones mayores de 16 años, otra con mujeres y
niños.Los pequeños por llevar en sus
venas la sangre del enemigo solían enviarse inmediatamente a las cámaras
de gas.Pese a todo había un barracón infantil en Birkenau con murales para
infundir calma y orden. Las cuidadoras corrían la misma suerte para evitar el
alboroto de los ajusticiados. Los gemelos se salvaban por considerarse útiles
para los experimentos médicos del sádico doctor
Mengele.
Todos los fardos
que le confiscaban a los judíos se almacenaban en la Kanada para clasificarlos:
peines, maquinillas de afeitar… Cada día partían cinco trenes cargados de
mercancía para abastecer a los alemanes a los que les habían bombardeado su
hogar.
Parece mentira.El
Comandante de Auschwitz, Rudolf Höss,tenía
el jardín de su casa donde sus hijos chapoteaban en la piscina a solo ciento
veinte metros del campo.Impuso una estricta normativa en cuanto a la
correspondencia de los presos.No permitía cartas de más de 15 líneas ni recibir
paquetes pues “los prisioneros pueden comprar en el recinto cuanto les sea
menester”.
El personal estaba
formado por individuos que habían estado ya en otros campos y delincuentes
germanos que actuaban con gran brutalidad para conservar sus privilegios. Se
operaba al margen de la ley. Una de las torturas era el tormento de la garrucha
o estrapada que consistía en atar los dos brazos de los prisioneros
en una viga.
Ser fustigado en el trasero
a la vista de los demás reclusos o mantenerse largo tiempo de cuclillas eran
otros castigos. Además, había una letrina
por cada 7000 prisioneros. Imposible conservar la mínima dignidad humana.
Los reclusos eran
conocidos por el número que se le antojara a su carcelero. Muchos llegaron a olvidar
su propio nombre. Los más débiles que dejaban de ser productivos, llamados musulmanes, eran asesinados.
Algunos reos
compartían comida. Otros tenían actos de culto religioso, prácticas que tenían
prohibidas. Por ello era necesario alguien para vigilar que no fueran
descubiertos.
Los comandantes
competían por ver quien llevaba a cabo métodos más macabros. Disparaban en la
nuca en Sachsenhausen. Aquí se inclinaron por el uso del Zyklon B, pesticida comercial que contenía cianuro. La primera vez
que se experimentó fue en el barracón 11. Tardaba unos 15 minutos en matar a
las dos mil personas que hacinaban en las cámaras de gas.“Nos esforzamos en
engañarles para que pensasen que solo pretendíamos despiojarlos. Un breve grito
de ahogo y se acabó” confesaba Höss.
Para esta misión
genocida se creó un destacamento especial, el Sonderkommando. Tenían turnos de
12 horas pero también ciertas ventajas en las condiciones de vida. Se triplicó
su número de integrantes cuando en el verano del 44 llegaron los trenes
húngaros. Algunos tenían como misión
cortar el pelo y recoger las piezas dentales de los muertos; se llegaron a
fundir 10 kilos de oro al día.
Philip Müller,superviviente
de un sonderkommando,cuenta que al abrir las puertas los cuerpos se encontraban
apiñados, casi aplastados, en su tentativa de huir; los más fuertes se
encaramaban a más altura en su lucha instintiva por sobrevivir.
Tenían tanto uso
los crematorios que acabaron quemando cadáveres al aire libre.Usaban sus cenizas como fertilizante o para evitar que
los camiones patinasen en invierno con el hielo.
Los Sonderkommando sabían que si no hacían lo que se les pedía serían ellos los
siguientes asesinados. Algunos se
convertirían en testigos que dieron fe de la magnitud de la catástrofe. Alberto
Errera, conocido como Álex el Griego,
ocultó una cámara y consiguió hacer cuatro fotos del crematorio 5. Logró hacer llegar el carrete a Cracovia
oculto en un tubo de dentífrico.
Alter Fajnazylber, llamado Stanislaw Sankowski, también hizo fotos
en secreto. Luego lo descubrirían intentando escapar y fue asesinado.
David Olére y Jan Komski nos legaron
unos esclarecedores grabados sobre las condiciones del campo. Este último
artista estuvo preso en Auschwitz
desde junio de 1940. Logró escapar en diciembre del 42 pero volvieron a
confinarlo en el mismo recinto en 1943.
Rudolf Vrba y Alfred Wetzler fueron dos
eslovacos que consiguieron huir en abril del 44. Escribieron un informe para
alertar de las calamidades que estaban acaeciendo en Auschwitz.
Desde finales del
43 los sonderkommandos se envalentonaron. Pensaron en urdir un plan para
destruir las cámaras de gas. Varias mujeres colaboraron confiscando pólvora de
forma clandestina. Hubo que acelerar la intriga porque se supo que iban a gasear a una de estas unidades de
trabajo. El 7 de octubre del 44 consiguieron matar a tres soldados, herir a
doce y destruir el crematorio 4. Pero el alzamiento no triunfó. 451 hombres
fueron asesinados en represalia y cuatro mujeres lideradas por Roza Robota fueron colgadas tras ser
torturadas varias semanas.
Los alemanes, viendo
el devenir de la guerra, abandonan el campo el 17 de enero de 1945. En la
evacuación quisieron eliminar
pruebas. 60.000 prisioneros fueron llevados en condiciones precarias a nudos
ferroviarios que estaban a 60 km. 15000 de ellos murieron. Son las conocidas
como marchas de la muerte. Los
extenuados esclavos hasta llegaron a comer
hierba.
Los soviéticos tardarían
10 días en llegar. En realidad, la salvación de los judíos no era el principal
objetivo de los aliados. Allí estaban 7000 judíos a punto de morir. Muchos de
ellos al principio no eran capaces de ingerir mucha comida.Habla Primo Levi.“Non nos saludaron ni
sonrieron.Era la misma vergüenza que siente el hombre justo ante los crímenes
cometidos por otros”
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