La Señorita
Arnolfini va a otra velocidad. Se levanta con parsimonia. Le gusta holgazanear
en pijama y que entre un rayito de sol a través de la persiana. Fotosíntesis
integral. Y desayunar fruta en la cama.
Vive sin reloj. El mate es su sangre, su
mercurio.
Se sabe musa la
petisa. Posa para cada fotografía. Siempre con un ademán divertido, sensual o
provocador. ¡Le sientan tan bien los
vestidos!
Florece en el
campito. Conoce cada planta. Ama a cada mascota. Es fiera como un pastor alemán
y tierna como un canónigo. Capaz te
muestre su sensibilidad.
Viaja por el viejo
continente para conocerse mejor. Las
ciudades son decorados. No se encariña de los departamentos. Lo que prima es la
sensación. El bienestar. La paz. Ha trabajado mucho para dominar las riendas de
sus emociones.
La Señorita
Arnolfini ha armado su valija. Se ha marchado. No del todo.
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