miércoles, 27 de noviembre de 2013

Emilia Pardo Bazán

Conferencia en la Ciudad de la Cultura (junio 2012)


 La sesión de Galicia, ceo das letras rindió homenaje a Pardo Bazán. Marina Mayoral admira su capacidad de resistir en un mundo hostil. Xulia Santiso recuerda su carácter indómito.

Emilia se negó a ser un “ángel del hogar”. Convirtió la torre de Meirás en su habitación de estudio; un refugio donde nadie debía molestarla. Estaba orgullosa de ser autosuficiente; “Dinerito que bien me sabes;no eres señal de mi esclavitud sino de mi emancipación”. Fue conferenciante y sus artículos fueron publicados incluso en un Diario de La Habana. Abordó campos tan diversos como literatura, historia, crónica de sucesos o cine. Fue la cronista de su tiempo. Su relación con Galdós fue apasionada pero también compartían inquietudes intelectuales.

La sociedad decimonónica no le perdonó que hiciese ostentación de su sabiduría.“Los mejores escritores de Galicia iban en falda; Padre Feijoo y yo”. González Herrán, catedrático de literatura española, se lamenta de la injusticia y el desdén con el que la tratan las cartas privadas de los escritores su época. Incluso en sus últimos días así le reconoce al Caballero Audaz que “si la mayoría de las mujeres hiciese un plebiscito para ahorcarme dirían que sí ”.
Un cosmopolita como Juan Valera era reacio a la entrada de las mujeres en la Real Academia; Además del miedo a los hipotéticos adulterios llegó a decir con sarcasmo: “En los sillones no coge la circunferencia de Doña Emilia”. Lo intentaría sin éxito hasta en cuatro ocasiones.

Manuel Murguía la vió como “la hembra más absorbente y calumniada”. Creía que las mujeres sólo valían para escribir poesía. No le costó asumir que Rosalía se atreviese con un libro folklórico como Cantares Gallegos. Pero se supone que retocó el prólogo de Follas Novas y que es responsable de los poemas religiosos que edulcoran el sentido de En las Orillas del Sar.

Marcelino Menéndez Pelayo era uno de los que no digerían bien que Pardo Bazán fuese a investigar a la Biblioteca Nacional. Cuando La Inevitable ,como la definía Zorrilla, solicitó que se acondicionase un baño para mujeres Rodríguez Marín le replicó “aquí se viene a leer”.

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