Intenté desgastar al máximo la bola de limón. Pero ya no
orino con la fuerza de antes. Los últimos gatos negros abandonamos el tugurio.
Casi por obligación. El sudor pretende borrar el estribillo de una canción
apuntado con letra fea en la palma de mi mano izquierda. Fastidiado por los
pisotones que sufrieron mis Converse
blancas. Asqueado por las primeras gotas frías que mandaron esas nubes negras.
En el metro se sienta una chica con el pantalón de tiro alto a mi lado. La miro
por el reflejo del espejo.Su cabello rizado se posa en mi hombro. Duerme.
lunes, 28 de octubre de 2019
miércoles, 23 de octubre de 2019
Risas para la foto
*Presentación de INFELICES de Javi Peña
en Cronopios Santiago (9-X-2019)
Conduce el espectáculo Luís Pardo
Conduce el espectáculo Luís Pardo
(foto del facebook de la librería de Alfredo Brañas)
“Yo ya era rarito
de joven. Llevaba el concierto de Leonard Cohen en San Sebastián en el walkman.
Leía a Astérix y Tintín. ¡Quise ser músico
pero con estas manos torpes…!”
“Éramos los
insoportables y pedantes de nuestra promoción en la facultad. Discutíamos las
cursivas de El viejo y el mar.
Competíamos por ver quien era más listo. Creo que hemos mejorado con el
tiempo”.
Es el negro que
lleva años haciendo hablar a los políticos. “Allí siempre escribíamos con 2 o 3
adjetivos. Urgente y necesario. Pensé
que iba a acabar hablando como un conselleiro”.Le costó dejar de usar
construcciones como “poner en valor”. Cuando comenzó a idear su historia
escribía por las noches y en fin de semana. “Cada capítulo me cabía en dos
notas del móvil. Lo guardé en secreto durante un tiempo.Sin Ana hubiese tirado
la toalla mucho antes. Lo inscribió ella en el registro de la propiedad. Pensé
que me dirían que era un tarao por
dejar la Xunta”.
“Anoté todas las
editoriales, incluso una que solo publica literatura asiática. Coincidí con un
agente en una comida familiar que me puso en contacto con Blackie Books. Antes
de ir de vacaciones le entraron las dudas. En septiembre estaba deprimido,
empecé a caminar hacia a Silvouta…” Y bromea e hiperboliza con el suicidio.
“El libro podría
llamarse Desengañados. Es lo opuesto
a un libro de autoayuda. Mis personajes, jodidos en el presente, miran siempre
al pasado y se fijan en las cosas que les han hecho daño. La literatura no tiene porque ser
complaciente”.
Infelices tiene mucho sexo. “Todo en la
vida está relacionado con él, por los menos hasta los cuarenta. No tiene por
qué ser explícito. Aquí es sutil y con buen gusto”.
Está estructurado
por cinco personajes que están en distintos lapsus temporales. “Vivimos en una
sociedad de mediocres. A la gente con talento se le mira con mala cara”.
Rudolph parece el
triunfador pero es el que más quiere aparentar. “Lo tiene todo, trabajo que
mola, liga con las mujeres y, a pesar de ello, no es feliz”.
Moritz quiere
triunfar pero también la aceptación de los demás; “yo era así a los dieciocho
años cuando hacía periodismo”.
Hans, el asesor, es
el más tóxico, “el mono que contagia la infelicidad. No soy yo aunque sea bajito y calvito; no me
pasaron las mismas cosas”. Tiene problemas de sociabilización pero no se
esfuerza y siempre se justifica.
Marga es la mejor
persona. Tiene cáncer pero es joven y optimista. Se junta con estos tipos
porque no sabe estar sola. Está inspirado en Paula, que era la mejor amiga de
Javi; falleció el año pasado a consecuencia de esa enfermedad. “Me hizo mejor
persona”.
“La conselleira es
la típica con bótox. Mi mujer es
periodista de televisión, como uno de los personajes”.
“Yo soy un infeliz crónico aún
teniendo pareja, trabajo, salud… Soy
escritor porque el psicólogo es muy caro. Esta novela fue un trabajo de
psicoanálisis”. A ver lo que le dura la
felicidad y la euforia de su ópera prima. El lector, egoísta, estará más
interesado en su nuevo material.
miércoles, 16 de octubre de 2019
Verde y azul
Mar a la
vista! Pasada Barceloneta Colón maneja
el timón.El doble de crecido que su gemelo del Mediterráneo.Mira bien por
encima de la diadema a la dama de Nueva York. Ambos levantan el brazo derecho y
ríen menos que aquella mujer enigmática del Arno.
Avisan de
fuertes corrientes en la Poza del Obispo.Los niños pueden dar un
chapuzón en un laguito protegido por dos grandes rocas. Los adultos nos bañamos entre un oleaje en
remolino. Un banco de pezqueñines saltan sobre la superficie escapando
de su depredador.
No debe de
haber mucho turista español,pocos se me cruzan,porque a veces los taínos me confunden con un ciudadano
argentino. Y pensar que estos dominios pertenecieron a la Corona Española hasta
finales del 19, escrito así sin números romanos.
En la muy
leal Arecibo cuatro hombres intentan ganar al juego rey, el dominó. No siempre comienza el seis doble. Aquí no
hay mucha cultura futbolística. Tienen
más arraigo en la Isla del Encanto las peleas de gallos, deporte de
caballeros,que el Gobierno Federal quiere prohibir. Tardo poco en probar el
mofongo; mi favorito, el de carne angus. Un acompañamiento habitual son
los tostones, trozos aplastados de plátano frito. La banana, omnipresente
divinidad, puede estar hasta en la sopa.
Mi coche bebe
varios galones de gasolina.
Dirección a Hatillo,capital de
la industria lechera. Me abrigo de una tormenta en un chiringuito
de la Playa de Jobos. “Mar y Tierra” es churrasco con camarones. De
guarnición puré de patatas con verduritas.
Rincón mira a Punta Cana. El paraíso de los surfistas americanos, me recibe con un
aguacero.Poco resiste el paraguas más barato del colmado. Silva un coquí cuando escampa. Fusión de vacas y palmeras. ¡Qué postal! Los
cangrejos me tienen miedo y se esconden bajo las rocas. Las tijeras, con pico
blanco, ni se mojan para robar la carnaza de sábado con un giro de
cuello.
Se sorprenden
que pida la piña colada con poco hielo. Asoman una guinda y una rodaja de
ananás. Fresquita y deliciosa. Compro un aguacate a un agricultor. Tamaño
tropical, descomunal; sabor menos destacable. El Faro de Punta Higüera es
blanco, limpio y solitario. A su sombra
venden pulseras y colgantes.
Lo típico de Mayagüez es el brazo de gitano y la sangría. Alguno de los pedigüeños que merodean junto a la Catedral de Nuestra Señora
de la Candelaria es un poco agresivo. El Almirante, que fondeó aquí las diecisiete
naves de su segundo viaje, nos proteja.
El baile
estrella de los universitarios de Mayagüez es el tuerking,
con movimientos pélvicos rítmicos incluso agarrándose las rodillas. A las dos
cada uno para su casa y Dios a la de todos.
Esperaba más
de San Germán. En la ciudad de
las lomas no hay mucho ambiente. En el teatro son muy restrictivos. No
permiten ni goma de mascar. En mi afán de probar cosas nuevas solicito ñame, un tubérculo, con mi ensalada de
langosta. Subiendo unos veinticinco peldaños está El
Museo Religioso de Porta Coeli; hace cuatrocientos años los dominicos ya
impartían allí clases a los niños.
Voy sin
tiempo para ver la Bahía luminiscente de la Parguera. Fuegos artificiales de la
mar. Acabo en la árida Caña Gorda. Tránsito cortado al final
de una carretera protegida por cactus.
Cuando te acercas a zonas de costa hay inquietantes señales de “Peligro
Tsunamis”. Hace tan solo 2 años que el Huracán María asoló la isla. En unas 36 horas cercenó las vidas de unas
3000 personas. Cifras que, hay que subrayarlo, son casi idénticas a las del
11S. Los más optimistas comentan en la
radio que esta desgracia ha servido para limpiar la flora y rejuvenecer la
estética paisajística.
El Parque de bombas de
Ponce luce los colores del Milán
y una fecha de fundación muy próxima. Curioso que el inmueble de los bomberos
sea de madera. Nada más crearse fueron vitales para sofocar el incendio de un
polvorín.
Desde la Ciudad de las Quenepas parten
excursiones en bote hacia Caja de
Muertos. Me aconsejan cenar en el Paseo Tablado La Guancha.Los chiringuitos,aquí conocidos como kioskos compiten por ver quien pone la
música más alta.Acompaño mi sopa de pescado con yuca frita. Regreso cuando la
noche ya ha caído y la carretera está entre tinieblas. Sin estrellas las únicas luces son los
semáforos.
A 4000 millas
de Madrid está Salinas, cuna del
mojo isleño. En agenda de la iglesia evangélica reservan una hora para el
estudio de las Sagradas Escrituras. Los eólicos miran para Polita´s Beach.
El fondo marino tiene mucha alga; adentro es más verdoso. La avena es
gris. Hormigas disciplinadas, todo un
ejército de Xian, acaban mi sorbete de cacahuete.
Llego a San Juan,ciudad con más enjundia de la
más menuda de las Antillas Mayores. En la Calle Loíza cualquiera, independientemente
de sus recursos, puede llevarse un libro gratis de unos anaqueles al aire
libre. Me agencio uno de historia. Cuanto más te alejas de Isla Verde las
pintadas decrecen.Pero todavía no han borrado las críticas a Ricky. Ya se ven
los uniformes verdes del Colegio de Saint John por la Avenida Ashford. El curso
escolar arrancó ya a mediados de agosto.
Si sales de
noche en la discoteca del hotel La
Concha es de recibo seguir un protocolo de vestimenta. Pero hay
sesiones de dj y no hay que abonar por la entrada.
Escogí un mal
momento para ir a la afamada Placita del
Mercado de Santurce. Sólo hay palomas y puestos de frutas. Los miércoles a
partir de las dos de la tarde hay libre entrada al Museo de Arte de Puerto
Rico. Aparentemente simple pero me complace el bodegón cubista del huevo
frito con aguacates. El
cuarto de Vitín es la habitación de
Arlés a la americana.Se palpa el sudor. Con su pitillo, un imprescindible
ventilador, estampas religiosas y las fotos de chicas en bikini. El
asalto habla de una violencia que en la calle no percibí; esta obra de José
Rosa Castellanos me recordó a una del MOMA donde la crueldad es más colorista,
racial y sanguinaria.
Recibo dos
recomendaciones para ir a a degustar el buffet brasileño del Centro de
Convenciones. Venzo el último tramo de la Baldorioty Castro, bautizada en honor
de un boricua que porfió por una mayor autonomía de Puerto Rico. Las ensaladas,
fiambres y quesos son variados y coloristas. Devoro carne, servida desde un
pincho, hasta que no me entra más. La calidad no es suprema, el precio sí. Y la
insistencia del mesero en la propina es
desproporcionada. Piden sin pudor hasta el veinte por ciento. En todos los
baños de los negocios recuerdan que sus empleados deben cumplir con el
protocolo de higiene antes de regresar al trabajo.
Los
balnearios de aquí no son como los húngaros. Porque son de arena y agua salada.
El de Escambrón es la única playa de mi viaje por la antigua Boriquén
que está hasta los topes.Contrastes. Camino en soledad por la Puerta de Tierra sin encontrar muchos alicientes.
San Cristóbal llegó a ser la fortificación europea más grande de
América. Cuentan leyendas y desapariciones sobre la Garita del Diablo, un
bombín hierático y pétreo en un vértice que apunta al mar. Son marca de la casa
sus túneles para escabullirse del enemigo. No se permitía el tránsito de
animales porque sabían de la importancia, vital en suelo insular, de tener agua
limpia conservada en los pozos. Desde lo
alto se aprecia bien la cúpula neoclásica del Capitolio.
Siguiendo por
la zona septentrional del Viejo San Juan llegamos a La Perla.El barrio está enjaulado entre las murallas, el Atlántico
azul y el cementerio Santa María Magdalena de Pazzis. Luis Fonsi abrió todas
las puertas. Su pista de basket pide una pachanga.
Parada
obligada en el mercado artesano del Paseo de la Princesa. Ninguna de
aquellas originales viseras se adapta a mi cabeza. Bailan salsa los que suman
más años y menos vergüenza. Combato a Lorenzo con una piragua de pacha, que en tierras quijotescas conocemos como
granizado de maracuyá.
El Museo de las Américas hace un recorrido
por el folklore e historia del Nuevo Continente. Allí me cuentan la vida
subversiva de Lolita Lebrón.
El Castillo
San Felipe era antes un promontorio con cañones. Luego evolucionó hasta
alcanzar seis niveles. Izadas tres banderas, la del Estado Libre Asociado de
Puerto Rico, USA y la de la Borgoña, que adoptó nuestro Felipe el Hermoso en
honor a su madre. Los mismos vientos que
mecen los estandartes agitan las
chiringas de los niños en los predios de El Morro. Hemos venido a jugar.
lunes, 7 de octubre de 2019
Ibón es un nombre de varón
*Ibón Martín presenta La danza de los tulipanes
en El Corte Inglés de Compostela (30-IX-2019)
en El Corte Inglés de Compostela (30-IX-2019)
Una lectora creyó
que estaba escrito por una mujer. Su confusión radica en que desconocía ese
nombre vasco. Y ayudó que el donostiarra no trata de forma estereotipada a las féminas y son personajes
importantes. “He disfrutado más creando los de ellas”. Aprovecha para lanzar un mensaje feminista.
“Mi aspiración es que mi hija no tenga que dar explicaciones cuando se
incorpore al mundo laboral”.
Escribió antes
guías de viaje y de excursionismo. Durante diez años. Sacó una primera tirada
de 3.000 ejemplares y acabó vendiendo 40.000. Prefería conocer nuevas rutas que
asistir a clases de periodismo en la universidad.Luego se apuntó a historia por
la UNED.
La danza de los
tulipanes es la quinta novela negra de Ibón Martín. Antes escribió una
tetralogía. Era la saga de una investigadora, Leire Altuna, que vivía en un faro.
El arranque, narrado en las primeras tres
páginas, es espectacular. Hay una mujer atada en la vía del tren.Su marido conduce la locomotora y está maravillado
porque llevaba muchos años en el metro y por fin consigue conducir en
superficie. Está deseando poder llevarla para que contemple este paisaje;
cuando se percata que es ella activa el freno de la máquina pero no logra
detenerla a tiempo y se la lleva por delante. Era la periodista estrella de la
televisión de Guernika.Ese angustioso asesinato se transmite por Facebook Life. “Cuando estábamos con las correcciones
ocurrió lo de Nueva Zelanda”; se refiere a una matanza en una mezquita acaecida
en marzo.
Es un asesino ególatra. “Está
trastornado pero es inteligente y tiene coherencia en su pensamiento”. Su plan inicial era modesto pero se va
activando. Su sueño es crear una variedad de tulipán para dejar su sello, su
obra. Ibón reconoce que tienen algo en común. “La perseverancia y la pasión por
los tulipanes. Lo intenté en el jardín de mi madre. No a partir de bulbos sino
de semillas; hacen falta unos cinco años de cuidados”.
La curiosidad en esta ficción es que su época de floración
es en primavera, máximo en mayo, pero los crímenes son en octubre y noviembre.
Recuerda a
criminales como al de La Baraja que actuó en la zona de Tres Cantos en 2003. “Es espeluznante
pero apasionante. Los horribles sucesos te van dejando un poso en la cabeza.
Sentimos fascinación por el lado oscuro del ser humano.” Lo curioso es que todo
este universo de pavor lo construye alguien que no es capaz de acabar de ver El
Resplandor porque le escandaliza. Para documentarse recurre a ertzainas,
médicos... “por ejemplo para saber como actúa un veneno que no provoque
convulsiones”.
Hay cuatro ertzainas, dos de ellos
mujeres. La más joven, Ane Cestero, comanda la investigación. Le acusan de
llegar al poder por relacionarse con un superior. Aitor es su mano derecha.
Txema viene de la Interpol y es brillante. Julia vive en Mundaka, en Urdaibai,
donde está la famosa ola izquierda; se relaja haciendo surf y es criticada por
ello.
Sus personajes nada tienen que ver con sus
novias.Con sus amigos sí.“Más en carácter que en características físicas; en
los primeros bocetos tienen incluso su nombre real”.
Introdujo en la obra un mapa con las
localizaciones. El paisaje es muy verde y marine-ro. San Pedro de Atxarre está casi desabitado; en cambio San Juan de
Gaztelugatxe está a tope de turismo desde que se rodó allí Juego de Tronos.La historia viene
a Galicia porque creen que hubo un crimen vinculado. A Compostela y a la
Península del Morrazo: Bueu, Beluso, Cangas... Él conoce bien la zona de
cuando viene buscando el sol.
El escritor alquiló
una casa dos semanas para inspirarse.Solo tenía que bajar unas escaleras y ya
estaba en la ría. Esta vivienda aparece en la novela. Ibón todos los días
escribe por la mañana y al mediodía se pega un baño en el mar para desconectar
del oficio.
La editora, Virginia
Fernández está encantada con su pupilo. “Su capacidad de describir es
plástica, te despierta las ganas de viajar. Hay buen tratamiento del personaje; conectas tanto con ellos que parece que
pueden ser tus amigos o tu familia. La trama funciona y se dosifica la
información”.
La comida no es trascendental como ocurre
en otras novelas negras. Hay muchas tabernas de pintxos y conversaciones de bar, donde están el ciego de los
cupones, el de la tragaperras... Los policías acuden allí de paisano pero todo
el mundo sabe que son ellos. La pulpería que visitan en Galicia está inspirada
en una que hay en Pontevedra.
Hay una divertida anécdota sobre la promoción.Una vez
invitaron a los periodistas y quisieron sorprenderlos atando cien tulipanes a
una cruz. Habían caminado más de media hora montaña arriba para hacer la
sorpresa. Aparecieron todas destrozadas. Pensaron que fuera un acto vandálico
hasta que vieron a dos cabras poniéndose las botas.
miércoles, 2 de octubre de 2019
Me equivocaba
*Impresiones tras ver MIENTRAS DURE LA GUERRA
El príncipe se
convirtió en rana. Y la rana se volvió de piedra. En 1936 la bandera perdió un
color. Aquellos parterres convertían la
Plaza Mayor de Salamanca en un auténtico jardín botánico. Pero el suelo se
fregaba con sangre espesa. En las
tertulias del Novelty, mucho antes de llegar Torrente, había orejas
enemigas. Las cunetas esperaban por ti.
Chapela, bastón y
figuritas de papel. Unamuno sonó para el Nobel. Apenado ya por la falta de
Concha, “mi costumbre”. El intelectual mutante fue vasquista, españolista, marxista… Una vez casi lo meten preso
por criticar al rey. Y Carmen Polo admiraba aquella poesía cristiana.
A los enemigos hay
que tenerlos cerca. Debió pensar Millán Astray. Las dos Españas todavía afloran
hoy. El fundador de la Legión es un antihéroe de manual.La propaganda de un
Régimen en pañales fue para un gallego tuerto, manco y cojo. Entre el ojo de
vidrio de Castelao y el parche de la princesa de Éboli. Un quintal de carisma y
hasta los topes de autoestima.
Los sublevados se
sobrepusieron a un duro revés tres días después del comienzo del Golpe. El
General Sanjurjo moría en un accidente de avioneta del que mucho se especuló.
Se formó una Junta de Defensa Nacional en Burgos. Llegaron noticias de que el Führer prefería un poder monolítico.Miguel Cabanellas era un firme
opositor a que Paquito agarrase todo el poder.
El cargo parecía
eventual pero Franco tenía baraka,
suerte divina. Parece retraído y poco ambicioso. Su voz es temblorosa y
aflautada. Tierno con su niña.En la fe está la salvación. Y ahí comienza la
estratagema.Vio como la clave era convertir la batalla en una cruzada.”El
Alzamiento es una Guerra Santa”. Con la bondad
de permitir a los reos una confesión antes de ser ejecutados. Posó a lomos de
un caballo para resucitar los mitos del Cid y el Apóstol Santiago.
Azaña había
ordenado que cesasen al autor de La Tía
Tula como rector de la Universidad de Salamanca. Pero los nacionales lo
restituyen de forma vitalicia. Lo aceptó pero siempre puso reparos en
encargarse de las depuraciones.
Miguel tardó mucho
en darse cuenta de que la cosa se iba degenerando. Lo de Lorca fue un bulo
hasta que lo certificó la BBC. Sus dos
amigos de debates, un pastor evangélico y un
maestro de izquierdas, fueron desaparecidos. Un contubernio judeo masónico. Pese al pánico
de su familia se jugó el pellejo en el Paraninfo. Fue la bombilla en el rancio
Día de la Raza. Rodeado de reaccionarios, ya anciano, tiró de coraje y metió el
dedo en el ojo a toda la audiencia. “¡Venceréis pero no convenceréis!”.
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