*Impresiones de la película LION
*Largometraje australiano-estadounidense nominado a 6 Premios Óscar
Con Nicole Kidman y Rooney Mara en el reparto.
El aleteo de una
mariposa. Cualquier suceso nimio puede generar pingües perturbaciones
futuras. Somos dados bailando en el
cubilete de nuestras circunstancias.
A Saroo le tocó
nacer en la pobreza. Su madre, analfabeta,
intenta alimentar a tres bocas. Shekila es todavía un cachorro. Guddu, el
hermano mayor, carga fardos o roba carbón de un tren en marcha. Pasan muchas carestías. Los
jalebis, dulces indios, representan
sus anhelos.
Las rutinas se
rompen el día que se pierde en la estación de ferrocarril. Acaba atrapado en un
vagón de mercancías. No conoce el destino. Calcuta. Más de cuatro millones de
habitantes. Un grano de arena en el desierto. No puede comunicarse. Él domina
el bengalí y no el hindú. Cada persona hace su vida. Y pocos se interesan por
la de los demás. Hay pobreza y vida entre cartones. Mafias que secuestran a los
niños de la calle. El río Hugli fluye sin potabilizadora.
Una mujer se apiada
del pequeño. Lo lava, alimenta y cuida. Pero al ver a la figura masculina, con
abundante bigote, desconfía y huye.
Dos meses merodeando en busca de algo que
llevarse a la boca sucia.Aunque sea una cuchara de la escombrera. Otro samaritano
lo acompaña a la policía, En busca de un mejor porvenir.
Es conducido a un
internado. Donde las agresiones y castigos a los desobedientes no son pocos. La
familia de acogida viene desde lejos. Tasmania.Una pareja tan altruista que
prefiere dar una oportunidad a un niño pedigüeño que parirlo. Los baños de
ternura le hacen florecer. Reír. Su
primer hermano fue un koala de peluche. Luego llegaría Mantosch, también
adoptado pero con traumas más profundos.Se autolesiona a menudo. Intenta
encauzarlo pero no será tarea sencilla. Le desquicia su irresponsabilidad. “Un
diablillo, pura energía pero muy inteligente”.
Dos décadas después
Saroo va orientando su vocación profesional. Debe abandonar el nido, agradeciendo el
esfuerzo familiar. En Melbourne se formará como director de hoteles.
Conocerá el amor. Ella también precipitó lágrimas. El cáncer le
arrancó a su papá. Llega una edad en la que nadie se libra de las tiritas.
Funcionan como pareja. Congenian.
Pero él no logra
vivir por encima de sus recuerdos. Necesita recuperar su identidad. No pisa
firme sin las raíces de su genealogía. Se
convierte en una obsesión. Estudia las velocidades de aquellas viejas locomotoras,
establece radios de búsqueda en el Google Earth… Y sólo tiene claro que la
chincheta de su pueblo tiene forma de depósito de agua. Nada más.
Es tan fuerte su
motivación que no puede formar su tercera familia sin saber que fue de la
primera. El zócalo imprescindible. Parte hacia la India con convicción. Y
tranquiliza a sus seres queridos de Oceanía. El viaje fue bien.
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