miércoles, 14 de junio de 2017

Torrente y la Ciudad de Piedra

ATENEO DE SANTIAGO (29-5-2017)

   Carmen Becerra siempre trabaja las relaciones entre el lenguaje cinematográfico y literario. Hizo la tesis sobre el Don Juan de Torrente, de sus obras menos conocidas y más interesantes. Tuvo la fortuna de tratar con Gonzalo y a raíz de conversaciones con él edificó su libro Guardo la voz, cedo la palabra. Una discípula a sus pies. “Lo admiraré hasta después de muerta”.
   En Torrente abunda el léxico y los modismos gallegos. También se aprecia en los personajes, paisajes, recursos retóricos… Aparecen reflejados Ferrol, A Coruña, Bueu, Valle de Serantes y, aunque algo más oculta, Ourense. “Galicia está en mis novelas, lo que me llega al corazón”.


   Galdós es identificado con Madrid y no con su Canarias natal.Proust definió con tanta precisión Combray como lo hizo Ballester con la catedral compostelana. “Una ciudad a la que aprendí a amar, a la que vuelvo con emoción”. Su amor se jalonó en sus idas y venidas a Compostela. Donó en su testamento su legado a la Fundación Torrente de la Rúa do Vilar.

   Vino de estudiante en 1926. Quería acceder a Filosofía y Letras. Poco tiempo estuvo porque su padre,marino,es trasladado a Oviedo donde se matricula en Derecho.Tras varios cambios de residencia vuelve acudir con asiduidad a Compostela cuando su progenitor se instala en Bueu.  

   Una segunda mirada sobre Compostela se produce como maestro. Gana en mayo del 36 una plaza como docente de historia por oposición. Dos meses más tarde le conceden una beca para irse a París a hacer una tesis. Nunca llegaría a terminarla.  A su regreso a Santiago se instala en la rúa Cardenal Payá donde también estuvo Hemingway.  Ganó una plaza como profesor de literatura. Iba ir a Ávila pero finalmente se queda en el Rosalía de Castro.
   Su tercer prisma es como escritor. Abandona Compostela en 1942. Desde entonces ya no será nunca más vecino sino que acudirá como turista o conferenciante. Ocupa la cátedra en el Concepción Arenal de Ferrol durante cinco años. Luego pasa por Madrid, del 47 al 64, Pontevedra y Estados Unidos.  En el 75 vuelve a Vigo y a continuación se instala en Salamanca.

   Las obras dedicadas a Santiago son a través de la memoria. A veces se apoya en documentos históricos o archivos. Escribió numerosos artículos de prensa relacionadas con esta temática. En Cuadernos de la Romana,nombre que alude a una casa que tenía en la Ramallosa (Nigrán),se muestra crítico con la ciudad que amaba. Lo mismo hizo con Ferrol pero no así con Salamanca. Habla de la degradación, los atropellos a la estética y el caos urbanístico de Santiago cuando nace la zona nueva. “El miope parecía que no veía nada y lo veía todo”.

  Santiago se convierte en un espacio valioso y genuino en el marco de una Galicia mítica.Ana-lizaremos lo que podríamos llamar guías por encargo para turistas. Compostela y su ángel se ambienta en el Año Santo de 1948. La Editorial Destino la rescató en 1984. “Compostela se hace en torno a las campanas. Su propio bronce sonoro”.Una urbe que desde su fundación por Alfonso II el Casto siempre vivió atrapada entre mitos y leyendas.  Incluso dice que aquí podría estar enterrado Prisciliano. “A esta ciudad debo experiencias que me permiten vivir y escribir. Estas piedras tienen la virtud de transformarlo todo, hasta los siete pecados capitales”.  Otra de las guías es Santiago de Rosalía de Castro. Retrata la Compostela decimonónica. Son doce capítulos; los cuatro primeros de tipo urbanístico o costumbrista, luego es más literaturizante. Hay constantes digresiones que salpican el texto. “Alguien inventó una serie de observatorios en el suelo de la primera planta a modo de trampilla o tragaluz”.

   Una de sus novelas picheleiras es Fragmentos del Apocalipsis. Se considera la segunda de la trilogía fantástica tras La saga de Jb y antes de La isla de los jacintos cortados. Villasanta de la Estrella es el topónimo elegido. Se habla de la Universidad y de curas pero es apenas un telón de fondo.  La ciudad acabó destruyéndose a cada toque de campana. Sólo sobrevive Felipe Segundo, que cuenta chistes verdes. En esta catedral están los restos de Doña Esclaramunda de Bendaña lo que supone una de las típicas desmitificaciones de Torrente.Hay un personaje basado en una mujer rusa que trató en vida con Gonzalo, Lénutchka.   Algunos pasajes recuerdan a Cunqueiro: “una lluvia menuda, azulada, caliente”.

   Muerte del decano corresponde a una de sus últimas e irregulares novelas. Cuando ya no se atrevía a elaborar obras grandes por miedo a no poder terminarlas. Pertenece al género policíaco de la tradición anglosajona de Chesterton y del subgénero de los asesinatos en un campus universitario.
   Para Torrente la historia no es más que una ficción puesto que está cargada de subjetividad. De los mismos hechos surgen muchas interpretaciones. Por ejemplo en La isla de los jacintos cortados se duda si existió realmente la figura de Napoleón.


COLOQUIO
La sombra falangista
   Tenía carnet de falangista. Intervino en el juicio de Ricardo Carvallo Calero. Instado por su padre, ingresa en la Falange al volver de París. Según él, lo hizo para salvar la vida. Malvivía por entonces impartiendo clases particulares.   Uno de sus amigos era Aranguren.  Lo que está claro es que no era falangista. Admiraba a Dionisio Ridruejo que sufrió destierro por considerar que el franquismo debía acercarse más al fascismo. Gonzalo no fue nunca un hombre de pronunciamientos públicos. Laín Entralgo lo acusaba de no “descargar su conciencia”.   

   En 1962 hubo la huelga de mineros en Asturias. Se paseó a mujeres desnudas con el pelo rasurado. Firmaron una carta 17 personalidades a Fraga, el resto en privado; y todos, salvo Menéndez Pidal, se vieron afectados.  Torrente trabajaba entonces de crítico de teatro, en el Diario Arriba y de profesor y perdió los tres empleos. Hasta que regresó  Pontevedra y lo acogió Filgueira Valverde vivió de traducir novelas policíacas y del oeste.

Relación con Carlos Casares
   A Casares lo consideraba como un hijo. Tenían una relación paternofilial. Se reunían en la tertulia de Baiona todos los veranos. Muchas veces Carlos pasaba a recogerlo. Pero nunca se subía a la moto porque era muy miedoso e hipocondríaco. Otro de sus pánicos eran los incendios.


Problemas económicos y su vasta estirpe

   Su vida estuvo marcada por la necesidad de recaudar dinero. Tenía que alimentar a toda una prole. “En esa casa se podía comer una merluza para nueve”. Uno de sus hijos fue falsificador de cheques perseguido por la Interpol, otro representante del Partido Comunista de la URRS, otras dos eran señoritas que iban a los bailes… “Gonzalo Torrente Malvido robaba todo lo que encontraba”. Una  vez le preguntó Carmen Becerra porque tuvo tanta descendencia. Y le respondió con ironía galaica. “La operación de cómo se consigue no creo que tenga que explicársela”. Vendió muy poco hasta el éxito de Los Gozos. Tantas penurias pasó que hasta que obtuvo el Premio Planeta no se pudo comprar un piso. 

2 comentarios:

  1. En el 62 no trabajaba en "un periódico anarquista", hacía crítica teatral en Arriba.

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  2. Fue citado así textualmente por Carmen Becerra. Y evidentemente la ideología de ese diario no es anarquista. Gracias por interactuar

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