lunes, 19 de junio de 2017

De Profundis

Conversaciones Ficticias (16-6-2017) 
Suso de Toro desnuda su alma ante las preguntas de Ignasi Duarte en la Galería Trinta

   Sólo él. Su alma. Y una copa balón con hielo y limón. “Soy un lugar móvil donde se cruzan la genética, La historia familiar, las pulsiones heredaras y propias”.Todos solemos mirarnos al ombligo. “Solo transcendemos a eso con la paternidad y en lazos muy fuertes de protección donde alguien te puede importar más que tú”.
























   “Es fascinante vivir pensando en otro rol. Como el travestismo de carnaval. En mis libros los personajes, normalmente trágicos,  someten a crisis su identidad. Los impostores son lábiles”.

   “La inocencia es salvaje. Puede ir en cualquier dirección, buena o mala. La valoro pero es un don peligroso, necesario para los poetas. Y transitorio salvo que te mueras antes. Para hacerse adulto hay que descender al Hades. Correr riesgos, pasar pruebas y pisar brasas.”

   “Creo más en el cuento que en la novela. La poesía es el grito. El cuento es la frase, la cifra; tienen magnetismo por estar cerca de las parábolas, del fermento, de la levadura de la vida. La novela, que me aburre más, es la arquitectura, el discurso racional.”

   “Todas las sociedades tienen hechos pasados que son tabú. Franco no ha muerto. Es una figura totémica, un fantasma muy vivo. Condicionó el destino de las familias españolas, que fueron rehenes del miedo. España lo adora y venera aunque no lo diga”.
   “Pertenezco a una generación que no vivió una guerra. Y escupe su titular más agresivo. “No es una anomalía que los hombres agredan a las mujeres. Ya sucedía con los primates. La violencia en algún momento se va a manifestar. No creo en la paz perpetua que defendía Kant”.   “Hay quien disfruta matando, violando, torturando… Infligir dolor está siempre cerca de nosotros a lo largo de nuestra vida”.  Y clava su bandera política. “Estados Unidos es una potencia que se basa en la exportación de la guerra y con ella acumula riqueza y poder”.
   “La vida es mucho más sagrada y trascendente que pedirle hoy a Dios y mañana blasfemarlo. Es un personaje grotesco; no se le puede tomar en serio. Ahí fuera no hay nada. Es un muñeco con o sin barba.”

   “Soy un sujeto que no domina completamente la vida,hay avatares.Ya me considero un hombre mayor. Entrando en ese término estúpido que llaman tercera edad.Ahora estoy muy a gusto conmigo mismo en este estadio, dure lo que dure”. Considera que hacia los 50 años la biología aporta la conciencia de que una vida está concluida y empieza entonces una fase nueva.

   “Con los años te transformas en un recordador. Recordar goza de gran desprestigio porque va asociado a la melancolía, algo propio de los escritores. Preguntar por el pasado es incómodo: precariedad, fragilidad…” De esa faceta abusan él y su hermano Xelís, también escritor.
 “No tengo miedo a morir. Lo tengo aceptado. Me preocupan los contratiempos de la salud. Ahora no salto a las farolas ni hago el indio. Al final la gente hace lo mismo: bebe, viaja, tiene hijos… Salvo casos patológicos el miedo no les condiciona. Es un cuento chino.”


   “Las piedras son magníficas. León Felipe dialogaba con ellas.Están ahí, te mueres y las cabronas se quedan.En Santiago hay culto a las piedras,una deidad.Los canteros son sus sacerdotes”.

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