*Conferencia "El lenguaje y las lenguas" impartida por Darío Villanueva
Colegio Mayor Arosa (8-5-2017)
Darío Villanueva
asistió al acto de despedida del curso académico en el Colegio Mayor Arosa. Su
discurso fue ágil, ameno y jocoso. Nostálgico de cuando llegó como neófito al
Gelmírez.
“No soy lingüista,
soy filólogo. El que mucho abarca poco aprieta”. Recuerda que el lema de la Real Academia es
“Limpia, fija y da esplendor”. “¡Parece de un detergente de lavadoras!” Y estuvo a punto de implantarse a inicios del
siglo XVIII otro eslogan, “Aprueba y reprueba”.
“Según mi criterio
castellano y español son absolutamente sinónimos”. La primera definición mira
más hacia el pasado y la otra es más reciente.
Hay otras tres
Academias de la lengua en España. Son el Instituto de Estudios Catalanes,
la Euskaltzaindia y la Real Academia Galega. Además existe la Académia
Valenciana de la Lléngua pues hay quien defiende que es un idioma independiente
del catalán. Aunque sorprenda “la relación entre las Academias es fraternal”,
están en permanente comunicación.
Lenguaje, capacidad
que todos tenemos de hablar, no es sinónimo de lengua. Cuando Villanueva visitó
Atapuerca quedó fascinado con los avances tras la modificación del hioides,
hueso del cuello que permitió articular sonidos de forma operativa.
Cualquier
población, aunque esté en la selva más remota,tiene su idioma. Víctor de
Aveyron, encontrado en el Languedoc a finales del XVIII,es uno de los ejemplos
de niños que no sabían hablar al nacer
fuera de una comunidad.
Otro caso es el
de las gemelas Kennedy que vivían aisladas con una abuela, que apenas
interactuaba con ellas; las niñas acabaron por
inventarse un idioma para comunicarse entre ellas e incluso se pusieron
nombres, Poto y Cabengo.
Hay personas que
inventan una palabra y le piden a la Academia que las incluya. Un mejicano se
ofendió porque quería permutar el brunch,desayuno
fuerte a media mañana, por el término
“desmuerzo”. No consiguió su objetivo porque su uso no había sido
frecuente y generalizado.
El adjetivo mileurista lo inventó una muchacha hace
unos quince años. El hallazgo fue tan importante que se incluyó en el español
hablado en nuestro país.
Pero no nos creamos
el ombligo del mundo. Los españoles somos apenas el 9% de los hablantes del
español. “No nos creamos los propietarios y el resto es una periferia
neocolonial”.
Hay 23 miembros de
la Asociación de Academias de la Lengua Española. En América la primera fue la
de Colombia, en 1871. Hay otras en Estados Unidos, Puerto Rico, Filipinas… La
Ecuatoguineana es desde 2016 el único país africano donde el castellano es
lengua cooficial.
En Inglaterra,USA,
Australia o Nueva Zelanda no tienen academia inglesa pese a que es la lengua de
comunicación universal. Hasta la II Guerra el idioma de la ciencia era el
alemán mientras que el francés era para la diplomacia y la economía.
Hacia 1815
comenzaron las independencias de los países americanos pero el castellano no se
fragmentó como le ocurrió al latín tras caer el Imperio. Hoy lo hablan 500
millones de personas en cuatro de los cinco continentes. Hay 120 millones de hispanohablantes en
México pese a que en el momento de la independencia sólo lo hablaba el veinte
por ciento. Tenían lenguas amerindias como el quechua o el maya. Un pequeño
país pero con gran densidad poblacional, Guatemala, tiene más de 200 lenguas.
Las 3000 palabras
más comunes en Madrid y Ciudad de México coinciden en un 97%. El resto las
deducimos en seguida por el contexto. En
América dicen amigovio 250 millones
de personas. Es decir, mantener una relación pero con menos compromiso que el
noviazgo. “En España lo decimos de otra manera”.
El idioma está en
continua efervescencia. “Las Academias vamos tres pasos por detrás de la
realidad linguística”. Se encargan de
los tres códigos: ortográfico, gramatical y léxico.
El salto de la
oralidad a la escritura ortográfica hace 3000 ó 3500 años marca el comienzo de
la historia. “Si el sistema educativo funciona ni el WhatsApp ni las redes
sociales van a destruir la coherencia del español”. Y cita dos ejemplos. En los manuscritos medievales hay muchas
abreviaturas para ahorrar tiempo y porque el soporte era muy escaso. Además se
recurría a menudo a los palimpsestos, es decir borrar y luego escribir por
encima. Y con el telégrafo, milagro de la tecnología en su tiempo, se escribía
sin adjetivos y con lenguaje macarrónico.
La ortografía
francesa es más complicada por los acentos. La dificultad del inglés radica en
la diferencia de lo pronunciado a lo escrito. En portugués hay nasalización y
perviven las normas portuguesa y brasileña.
Antonio de Nebrija
fue el que fijó la gramática en 1492 y se la dedicó a Isabel La Católica. La
Real Academia publicó una gramática monumental en 2010. El seseo no es exclusivamente americano pues
también lo hay en Andalucía y Extremadura. El voseo es una característica
rioplatense pero también de Centroamérica.
En la Academia hay
millones de fichas hasta que con la revolución informática de los años ochenta
se introdujeron bases de datos. Hace
unos años lo que más se buscaba era el término cultura. En 2014 irrumpió con
fuerza el verbo abdicar “por razones obvias”.
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