jueves, 16 de marzo de 2017

Citius, altius, fortius

*Conferencia sobre Olimpismo
 en la Semana Cultural del Seminario Menor (9-3-2017)

   Emilio Navaza visitó la Semana Cultural del Seminario.Se marchó andando, actividad que practica con asiduidad, con un cuadro conmemorativo bajo el brazo. Y habiendo firmado autógrafos. Es licenciado en magisterio y ejerció como docente de educación física en colegios como el Peleteiro, San Jorge o San Francisco Javier. En el 77 deja la enseñanza para dedicarse a los medios de comunicación. Periodista deportivo en prensa y radio. 
   Siempre echó un capote a los deportes minoritarios. Ya jubilado comenzó a tejer con cariño su blog,Vida atlética de Galicia. Su pasión fue recompensada a orillas de Lérez, su cuna, cuando fue merecedor de la medalla Pierre de Coubertin. Hoy nos abrió boca para los aún remotos Juegos de Tokio, que volverán a la capital nipona 56 años después.
   En 1978, año del centenario de El Correo Gallego,le comentó a José Manuel Rey Novoa la posibilidad de hacer unas carreras populares. Su idea es que hubiese varias categorías y que el Obradoiro fuese punto de salida y llegada.  Ese mismo año se celebró por primera vez el Maratón de Madrid que fue una “eclosión de felicidad”. Al observar el éxito de la capital “decidimos que corriesen todos mezclados que es lo que se destilaba por entonces”. Para darle mayor atractivo a la prueba se decidió invitar a deportistas de renombre. Vinieron a dar la salida Mariano Haro, el malogrado Yago Lamela y los doce mejores fondistas de Galicia. La portuguesa Rosa Mota venció en Compostela en el 81, 82 y 87 y luego se convirtió en figura mundial logrando el oro en Seúl 88. En ese último domingo de octubre se llegaron a aplazar partidos de fútbol de categorías inferiores
en nuestra histórica ciudad.
   Le presenta Rodrigo Sanjurjo quien elige como el momento más importante de la historia de los Juegos la victoria de Fermín Cacho en los 1500 de Barcelona 92. Inolvidable sus miradas a mano derecha en la recta de meta para controlar y administrar su ventaja.
   Ambos portaron la antorcha olímpica. Emilio hizo la solicitud y pagó 15000 pesetas “por ese gozo”; le tocó el tramo desde la Xunta a Basquiños. Sanjurjo tuvo su gloria en Pobra de Trives; en sitios menos poblados no pagabas y además obtenías la antorcha en propiedad. Lástima que su madre, presa de nervios y orgullo, sólo atinó a grabarle los pies.
   Emilio recuerda que en el 92 los jueces de atletismo catalanes querían acaparar todas las plazas disponibles.Los del resto del país querían su trozo del pastel y consiguieron que se dispusiesen al final casi la mitad de los puestos. En los mismos Juegos el tudense José Ignacio Bugarín e Ibon Urbieta competían en remo; no se hablaban desde hace año y medio y usaban al timonel como intermediario.
   Navaza destacó sobre todo las historias de superación. Johnny Weissmüller sufrió poliomielitis en su niñez. Practicó natación para combatirla y acabó con 5 medallas de oro y una de bronce, también compitiendo en waterpolo. Y se ganó su papel en Tarzán.
   Jesse Owens hubo de competir contra sus oponentes y contra el odio racial de la Alemania de Hitler. Károly Takács era militar. Tuvo la desgracia de que una granada le deshizo la mano derecha. No se rindió y comenzó a entrenar su mano zurda para competir en su pasión, tiro olímpico. Su tesón y calidad le llevó a subir a lo más alto del podio  en Londres 48 y Helsinki 52.
   En la Ciudad Condal el británico Derek Redmond era el claro favorito para ganar en los 400 metros lisos. A media carrera sufrió una lesión que le impidió seguir luchando por el título. Decidió continuar pese a que se encontraba completamente cojo. Su padre saltó el cordón de seguridad para pedirle que abandonase. Pero su tesón hizo el resto. Hoy es experto en coaching.
   Gómez Noya antes de ser pentacampeón mundial superó unos problemas cardíacos; el Consejo Superior de Deportes le prohibió competir pero logró, no sin esfuerzo, un certificado internacional. 
   Entre sus deportistas favoritos hay varios ciclistas.  Los españoles se conformaban con luchar la montaña en el Tour hasta que venció en el 59 Federico Martín Bahamontes; cuenta la leyenda que una vez el liviano escalador iba tan destacado en un puerto que paró a tomar un helado; flaqueba en los descensos y prefería hacerlo dentro del pelotón.   
Delio Rodríguez, ganador de la Vuelta en 1945, era “un velocista excepcional”.  “Eddy Merckx iba a todas las carreras. No se especializaba”. Indurain era muy corpulento. Un contrarrelojista fantástico que se ensamblaba muy bien a la bici y mantenía el tipo en la montaña”. 


   Mariano Haro era un palentino que fue campeón de España de cross en numerosas ocasiones. Tuvo éxitos internacionales pero en la prueba de diez mil metros de los Juegos Olímpicos de Múnich sólo pudo ser cuarto. “Le faltaba sprint pero tenía un carácter especial”. 

   Entre las figuras de aparición esporádica tenemos a Guillermo Timoner en el velódromo. El mallorquín fue muchas veces campeón del mundo en medio fondo tras moto.

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