El mítico Siro López adjuntó entonces una de sus célebres caricaturas
Un cartel con tanta cara conocida atrae a muchos indecisos y
yo entre ellos. Mucha quinceañera verá recompensada su inversión (unos tres
euros) con un par de sonrisas de Brad Pitt o Georges Clouny. Bueno, la trama se
basa en el asalto a un prestigioso casino que encabeza el típico ricachón que
sólo se interesa por mirarse al espejo y ver reflejado al mismísimo Tío Gilito.
Se describen sigilosamente a los personajes que llevarán a cabo la misión
empleando ese humor americano que sólo despierta carcajadas más allá del
charco. Entre tanto, el calvito de primera fila no pierde el tiempo con su
apuesta dama y otro hombre de apariencia intelectual bosteza mientras se
deleita con el sonido de la sala comparándolo con su home cinema; hay incluso un crítico -tapado desde mi posición por la
obesa de las carcajadas contagiosas-que anota en su block notas de cuando en
vez, quizás para comparar el film con su versión clásica. Lo cierto es que
salgo de mi pasmo para examinar minuciosamente a la Roberts, que cobijando sus
incipientes arrugas de cuarentona bajo maquillaje Max Factor sigue conservando
su atractivo de siempre. Tras otra cabezadita vuelvo al mundo cuando caen las
letras de crédito; a mi izquierda sólo está el crítico con el bolígrafo echando
humo y más cerca la mujer de risa fácil me está mirando con pretensiones
amorosas. Será mejor que me vaya.
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