Vicente Molina
Foix, novísimo poeta con perfil renacentista,departió sobre escritores
inadaptados. “El maldito lo elige” y el transgresor es fortuito. Muchos murieron
intempestivamente en forma de suicidio. Otros eran encantadores y “podías tomar té con ellos en un
salón burgués”. Pero cuidado con lo que parece convulsivo hoy porque “el
maldito es el bendito de mañana”.
Eurípides fue el primer maldito.
Viajemos a la Grecia Clásica. Formaba parte de la tríada de trágicos helenos
junto con Sófocles y Esquilo. Decide irse de Atenas porque tenía menos éxito en
taquilla que los otros dos. Incluso era parodiado en las comedias
de Aristófanes. Su retiro fue en Macedonia donde moriría despedazado por los canes
de Aquelao I, rey que lo protegía.
Es en el XIX cuando se cristaliza el
maldistismo del desplazado. Emily Dickinson fue una de las grandes voces de la poesía de todos los tiempos y Harold
Bloom la incluyó en su canon lírico. No
publicaba porque era consciente de que lo que escribía no sería entendido en su
tiempo.
Henry James se frustró porque nunca
triunfó en el teatro. Guy Domville tuvo una respuesta gélida del público mientras se oían las carcajadas
de la gente que iba a ver una pieza de Wilde.
“Valle-Inclán fue el mejor dramaturgo del siglo XX”. Aunque Torrente Ballester, dulce maldito transitorio tras su éxito, disentía. Es increíble que fue hace apenas veinte años, con presencia de Octavio Paz, cuando se hizo por primera vez el montaje íntegro de Comedias Bárbaras.
El modelo del malditismo lo cumple, además
de Gérard de Nerval, Antonin
Artaud. Apuesto autor de cine y teatro, pintor…Desequilibrado mentalmente
afirmó:“ Soy una cabeza soy viudo, soy
estéril”. Cuando en realidad sí tuvo una producción muy copiosa y muchos
amores, que incluso le guardaron fidelidad post-mortem. Su obra, poseída de un
lenguaje deconstruido, debe ser desbrozada. Cuando, terminal,vuelve a París
recibe tributo de Sartre y Simone de Beauvoir.
La obra de Calvert Casey está obsesionada por la muerte. Tenía quizá un perfil menor por no englobarse dentro del realismo mágico ni tener temática política o localista. Pero fue admirado por Goytisolo,Valente y María Zambrano.Acabó con su vida tomándose unas pastillas en Roma.
Leopoldo María Panero, retratado en El Desencanto, de joven no era maldito. Se fue autodestruyendo desde la salud física y mental. Nunca tuvo pulsión de muerte. Siempre quiso vivir, amar y escribir. Acabó insultando a Félix de Arzúa o al propio Foix. “Con él era imposible el trato, quiero ser cruel aquí. Teníamos deseo de huir”. Arremetió contra Dios y los médicos. “Fue la estrella que más brilló en mi generación y, en un momento dado, tuve que dejar de mirar”.
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