Las arrugas han
germinado en tu piel. Ya no logras permanecer con los labios sellados. Pero
conservas intacta la lucidez.No esperes a que el hombre de la guadaña llame a
tu puerta.Cuando caminas sobre el lecho de muerte no hay nada que te ruborice.
Ni unas katiuskas rosas.
“En la
vida pasa lo que tiene que pasar”. Un grito de optimismo. Dejarse llevar, no
pensar de más. Lo que alguien vino a llamar descomplicar.
Pisoteando miedos y remordimientos.En la peli los personajes más ilustrados, que
enarbolan su bandera de ideales, van antes el camposanto.
Despréndete del
yugo de los pijamas de espalda abierta, purés de verduras y media docena de
fármacos de la cena. El pastel de mazapán es más dulce al aire libre.¡Para qué
fatigarse apagando un centenar de velas pudiendo avivar los fuegos con
gasolina. A la barbacoa sabe mejor!
En su viaje a
ninguna parte irá reclutando almas solitarias. Manda más el afán de aventura
que la codicia de los billetes.Ni un conato de traición.A su espalda deambulan
un parsimonioso policía, el jefe Wiggum en Fargo, y una banda de moteros filofascitas. Agárralo como puedas.
Si Forrest era el
embajador de la cuestionable política estadounidense en el siglo XX, Allan viaja por los hitos históricos del viejo continente.
Estas son sus batallitas. Un solterón siempre siente menos el peso de la
gravedad. Se cuelga en las vigas del Rockefeller Center. Ni un arnés amarrado a
una nube.Hace migas con el hermano cateto de Einstein;no haría la o con un canuto.
Su pasión por las detonaciones lo lleva a alistarse en el Proyecto Manhattan;con
el favor del entonces vicepresidente Truman, incluso palpa en su rostro la
polvareda de los ensayos en el Desierto de Jornada del Muerto. Se une al séquito del dictador gallego en una
noche de júbilo. Paella, brindis con Rioja y sevillanas. “Franco bailaba como una mujer”. Y sin
enfangarse nunca en las inquinas de los espías soviéticos. Y siempre regado con el alcohol desinhibidor
se da un garbeo por una fiesta de disfraces en la efervescente primavera del
68. Medianoche en París.
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