jueves, 19 de mayo de 2016

Manos y sotanas

Crónica de la final de la Europa League
Sevilla 3-1 Liverpool.  Goles de Sturridge, Gameiro y Coke (2)
Los hispalenses alzan su 5º copa, tercera consecutiva con Unai Emery


   Hace tres lustros el Liverpool explotaba las pompas de jabón del modesto Alavés. Gerrard, Owen o Fowler estaban en el escaparate del club escarabajo. La puntilla, un autogol en la prórroga.  El Sevilla también estaba de celebración. Volvía a primera división.

   Hoy ya es el modelo de la burguesía continental. Con la solapa plagada de condecoraciones. A los quince segundos Banega ya se divertía con un túnel. Fijaros en mí. Pero los de Anfield comenzaron a empujar. Un fútbol de acero, no apto para los mocasines de Coutinho. Clyne lanzaba boomerangs desde la derecha.   Gameiro, que veía volar las bombas, sólo pudo cazar una chilena. Sturridge amenazó con un testarazo en globo y un remate tras asistencia de lujo de Lallana bien tapado por Soria.La mejor intervención de un arquero que transmite dudas. En el gol anulado taponaban su vista.  A la tercera el ariete aprovechó que Mariano tapaba el pase para afilar su exterior.
 En los pubs británicos se acordarán de tres guantes de ilusionista. El de Carriço de manual,el involuntario de Rami  y el de Krychowiak,una seta en el pasto,zafó por antinatural.
   Unai volvió del descanso con ganas de revertir una pobre imagen. Una abuela motivó a Mariano para que marcase un golazo como el del Shakhtar. El pernambucano instaló un motorcito, puso
quinta, caño inclusive a Alberto Moreno, y regaló un caramelo al principito Gameiro.Pudo anotar de nuevo a continuación de no aparecer de improviso Kolo Touré.Rapidísimo, ahora mucho más que su hermano,a pesar de su corpulencia. Y en una tercera ocasión remató al muñeco,Mignolet, tras peinada de N´zonzi en un saque de banda.Mismo truco que la noche de M´bia.
   A Vitolo le gusta cabalgar en solitario. Esta vez prefirió asociarse. Buscó columnas. Coló el cuero bajo las piernas de Lovren, deprimido sin Euro, y Coke se apropió de la finalización.

   En el veinticuatro de la segunda volvió a aparecer el veintitrés por el otro costado. El linier le quiso amargar la celebración pero hay un rebote desafortunado de un jugador red. El capitán ya sabe como se sentía Bacca.  La vuelta a la tortilla sin necesidad de gastar cartas como Llorente o Konoplyanka. Rami, renqueante, no podrá medirse al tridente culé. Emre Can lloraba por apearse del tren a Europa. Klopp ya es menos leyenda tras morder la plata por quinta vez.    

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