Un paseo feudal por Carcasona
Tu princesa merece
comer perdices en La cité mediévale
de Carcasona. La carroza no se convertirá en calabaza. Como fijar una herradura
en sus zapatos de tacón.
La murallas, una
rodea a otra tal anillo de compromiso, fueron restauradas en el XIX. En la
liza, espacio entre ellas, hubiera hasta entonces casas de pobres que fueron
derribadas. En la Puerta Narbona está el
busto de la Dama Carcas. Se valió de su ingenio para resistir el asedio de
Carlomagno pese a no disponer ya de víveres. Su gesta bautizó a esta ciudad
medieval. La otra escapatoria del
laberinto, más próxima al Castillo Condal, es la Puerta de Aude. Por su
desnivel este flanco sería más inexpugnable.
Los pozos ya no
albergan tesoros. Ni líquido elemento.
Para explotar su leyenda y el morbo del viajero disponen, además de la
Casa Encantada, del Museo de La Inquisición y los instrumentos de tortura.
Incluso de un juego de mesa de estrategia con aires imperialistas.
En la Basílica de
San Nazario, aleación románico gótica, el precio de las velas oscila según su
duración; las que se consumen más rápido resisten seis horas.
Allí no combaten el frío con fabada. El
Cassoualet Maison consta de butifarrada de carne de cerdo, confitado de pato,
salchicha de Toulouse y judías de Castelnaudary. Viene en cazuela y burbujeando todavía. Un
escándalo. El perro hambriento come las pieles y el tuétano del hueso. Porque
no le di la carne.
El Pont Vieux está cortado al tráfico
pero su firme sigue siendo de asfalto. Su diadema de faroles luce un tono
cobrizo. Me detengo a dar una última y nostálgica panorámica, tantas veces
retratada, a la fortaleza patrimonio de la humanidad desde el 97. Una vez
cruzado hay una capilla que visitan los peregrinos que van a Saint-Jean-Pied-de-Port. Abajo
hay patos y se ven las piedras de un lecho poco profundo. Un panorama natural
de campos de cultivos y de trufas oxigena una postal de ensueño.
El Museo de Bellas
Artes, con maquillaje neoclásico, está ya en la Bastida de San Luis. La Puerta
de los Jacobinos, un Arco del Triunfo de proporciones reducidas, data de
tiempos prerevolucionarios.
Junto estatua
abanderada de Juana de Arco un panel
loa, por orden alfabético, a quienes murieron por la patria en Marruecos
(1911), en Ias guerras mundiales y en Algeria (1954 - 62).
A las siete de la
tarde la Catedral de Saint Michel está en tinieblas pero en la Capilla de Juan
Pablo II hay una misa cantada. Las columnas son de colores. En un santiamén el
apuesto sacerdote sale vestido de calle con ropas modernas y zapatillas
deportivas.
Neptuno pincha el cielo con su tridente
en la place Carnot. Allí se celebra un
campeonato de petanca dominical, pasión nacional casi tan fervorosa como por el
balón ovalado.
El Canal du Midi se
hizo en el XIX para conectar el Garona con el Mediterráneo. Sus aguas son
verdosas y el cielo crepuscular de un rojo intenso. Hasta que languidece. Merece la pena detenerse para ver el
funcionamiento de las esclusas. Cuando se cierra una baja unos tres metros el
nivel del agua y luego se abre la siguiente compuerta para que salgan las
embarcaciones. Vasos comunicantes. Es hora de partir. El tren no espera por mí.
Ni por nadie.
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